Miguel Pallares y Pierre-Marc René| El Universal
Sábado 13 de junio de 2015
El mal servicio público de distribución de agua, los impuestos a las bebidas azucaradas, una macrotendencia a favor de consumir productos más saludables y la falta de regulación fueron los factores que consolidaron a México como el mayor consumidor de agua embotellada a nivel mundial en 2014.
De acuerdo con firmas como Fan México, Euromonitor International y Kantar Worldpanel, el mercado mexicano de agua embotellada registró ingresos por 7 mil 797 millones de dólares en 2014, con un consumo per cápita de 234 litros anuales y con expectativa de crecer 15% en los próximos cinco años en términos de valores.
Las ventas de agua embotellada en México pasaron de 5 mil millones de dólares a 7 mil 797 millones de dólares de 2009 a 2014, lo cual representó un crecimiento de 55.5% y, según Euromonitor, los ingresos de este producto llegarán a 9 mil 44 millones de dólares en 2019, más de mil millones de dólares de diferencia respecto a 2014.
Para los especialistas, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) —de un peso por litro a los refrescos y bebidas azucaradas— y la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores con la reforma hacendaria que entró en vigor en 2014, representaron un aliciente para el consumo de agua, tanto en presentaciones individuales como en garrafón.
“Es claro que las personas bajaron el consumo de refrescos por el impuesto. De hecho hay un estudio que realiza la Universidad de Carolina, en Estados Unidos, donde se habla de una caída de 10% en la venta de refrescos y un aumento en la venta de agua embotellada”, comentó Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac) y de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), el volumen en la venta de refrescos cayó 5% en el primer trimestre de 2014, y para finales de año la contracción rondaba 3%.
“El consumo de agua embotellada en México tiene muy diversos usos y, aunado a la desconfianza en la calidad del agua de la llave y su escasez en algunas regiones, hace que su consumo sea históricamente muy alto”, dijo la empresa Danone a EL UNIVERSAL.
En México, tres empresas controlan 73% del negocio de agua embotellada: Danone, con su marca Bonafont, tiene una participación de 47%; le sigue Coca-Cola de México, dueña de Ciel, con 19.4% de las ventas, y en tercer lugar Pepsico, con Epura, cuenta con 7.1% de penetración, según datos de Euromonitor International.
Para Gian Carlo Delgado, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, el alto consumo de agua embotellada en México tiene como origen el terremoto de 1985, ya que el sistema de distribución del líquido quedó muy dañado.
“También hay una desconfianza en los servicios públicos del agua, que tiene que ver con la infraestructura, porque hay un desfinanciamiento del sector hidráulico. Hay una responsabilidad de distribución de los tres niveles de gobierno, pues la infraestructura de los sistemas del agua tiene problemas de mantenimiento. Por tanto tenemos servicios irregulares y la calidad del líquido no es necesariamente buena”, comentó Delgado.
Mariana Vargas, vocera de Kantar Worldpanel México (KWM), resaltó que el consumo de agua embotellada ha tenido un repunte no sólo en México por el tema del IEPS, sino por una macrotendencia hacia el consumo de productos saludables en todo el mundo.
“Si nos regresamos años atrás, el promedio de venta de agua embotellada ha crecido año con año, y esto viene más fuerte desde 2010. Más allá de un repunte por el tema del IEPS el año pasado, este mercado ha crecido de manera constante para convertirse en una parte muy importante”, explicó.
Purificadoras ganan
Dentro de los hogares mexicanos, el agua de garrafón representó 99% de las opciones de compra de agua, ya que el precio por litro ronda los 0.82 pesos, mientras que la botella de agua de 330 mililitros tiene un precio-litro de 10.22 pesos, y los envases de un litro venden a 7.94 pesos cada litro de agua.
“La compra de garrafones sin marca se ve favorecida en momentos donde hay mayores gastos en los hogares, las familias necesitan hacer rendir su gasto y no sólo en este tipo de productos, sino en muchos otros mercados, porque sale mucho más barato en comparación con el producto de marca”, explicó Mariana Vargas.
De acuerdo con KWP, un hogar mexicano adquiere, en promedio, 87 garrafones en un año, de los cuales 55.5% o más de la mitad del volumen se compró a través de las purificadoras de agua independientes en 2014, y en términos de valor este canal representó 38% de los ingresos.
“Tiene que ver también con una proliferación del negocio de las embotelladoras, por una opacidad del Estado en reglamentar adecuadamente el hecho de que las embotelladoras acaparen tanta agua”, explicó Brenda Rodríguez, de la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua (COMDA).
“Las instituciones no te garantizan que el agua que llegue a tu casa sea de buena calidad para poderla consumir. Faltan políticas públicas para monitorear y garantizar que la que llegue a tu hogar, trabajo o centro educativo sea de buena calidad”, agregó la experta.
Las principales empresas comercializadoras de garrafones en el país son Coca-Cola y Pepsi, que reportaron caídas en la venta de garrafones en el primer trimestre de 2015. Por ejemplo, Cultiba (Pepsi), que tiene a la marca Electropura, registró una contracción de 4.5% en su volumen de ventas, y Coca-Cola Femsa tuvo una baja de 8.1% en el volumen de garrafón.
“Tiene sentido que las purificadoras independientes les hayan robado parte de mercado a las empresas de marca, por el precio. Cuando se da un movimiento de marcas por crisis económicas o estacionalidad, en cuanto el consumidor recupera su poder adquisitivo regresa a sus costumbres”, comentó José María Flores, analista de Banco Ve por Más.
Las alertas para turistas, de que no tomen agua de la llave y compren embotellada porque se pueden enfermar, también tienen impacto en la población local, pues da la idea de que el agua de llave no es apta para consumo.
“Yo sí tomo el agua de la llave porque todavía no me ha hecho daño, pero cuando viene una compañera de Suiza, soy la primera en decirle que no la consuma, porque los estándares de calidad aquí en México son totalmente distintos en Suiza o en España. Creo que la gente no bebe el agua de la llave justo porque no tiene esa seguridad”, concluyó Brenda Rodríguez.