La mayoría del planeta tendrá escasez de agua en dos generaciones
Internacional
"En el breve lapso de una o dos generaciones, la mayoría de los 9 mil millones de personas en la Tierra vivirán con la desventaja de una severa presión sobre el agua dulce, un recurso natural indispensable para el que no hay sustituto. Este obstáculo es auto-infligido y, a nuestro juicio, totalmente evitable". Así comienza un texto impulsado por 500 científicos buscando despertar a los políticos, la ciencia y la población en general. La desastrosa gestión de los recursos hídricos del planeta y su sobreexplotación puede que haya permitido el nivel de vida actual en muchos países, pero está hipotecando el futuro de todo el planeta.
Presentada el viernes en Alemania, la Declaración de Bonn (PDF) es el resultado de una conferencia celebrada en la ciudad germana que ha reunido a centenares de científicos. Bajo el título de Agua en el Antropoceno, han analizado los resultados de varios años de investigaciones sobre el ciclo del agua y las interferencias que los humanos están provocando en las existencias hídricas de la Tierra.
Aunque nadie se ha atrevido a cuantificar nuestro impacto, en la reunión de Bonn se han puesto sobre la mesa decenas de datos parciales. La Humanidad ya usa una extensión equivalente a toda Suramérica para sus cultivos o el tamaño de África para su ganado. Debido a la extracción de hidrocarburos y aguas subterráneas en las zonas costeras, el delta de dos tercios de los grandes ríos se está hundiendo. Los humanos movemos ahora más piedras y sedimentos con actividades como la minería, modificación del litoral o las presas que la fuerza combinada del hielo, el viento y el agua. En los últimos 130 años, se ha construido una presa hidráulica cada día.
"Hemos alterado el clima de la Tierra, su química, su superficie nevada, su permafrost, la extensión de los glaciares y hasta el volumen de los océanos, todos elementos fundamentales del ciclo hidrológico", dice Anik Bhaduri, miembro del Proyecto Sistema Global del Agua (GWSP, por sus siglas en inglés). Este colectivo formado por científicos de todo el mundo lleva una década estudiando el impacto de las actividades humanas en el ciclo del agua y ha organizado la conferencia de Bonn.
Bhaduri también recuerda que los humanos hemos acelerado procesos naturales como el de la erosión y hemos creado problemas nuevos como el de la eutrofización de las aguas con el uso de fertilizantes que acaban llegando a los acuíferos y ríos."Hasta hemos extraído literalmente todo el agua de ríos, vaciándolos para usos humanos antes de que alcanzaran el océano".
Estadísticas de la ONU muestran que países como Kuwait o Arabia Saudí usan hasta el 2.400% de sus recursos hídricos, lo que implica la exportación de su problema a otras zonas. En regiones menos desérticas, como Corea, Bélgica o España, un tercio de las aguas que deberían acabar en el mar, son desviadas para uso humano. Se estima que un consumo entre 40 y 80 litros por persona y día permitiría llevar un ritmo de vida confortable. Sin embargo, el consumo medio en Estados Unidos es de 300 litros y, en Alemania, de 120 litros.
El gran problema es que, en el caso del agua, los actos locales tienen consecuencias globales. El simple proceso de la evaporación, condensación y posterior precipitación del agua se está viendo alterado por el hombre hasta el punto de que podríamos estar llegando a un punto de no retorno en pocas décadas.
"La seguridad hídrica humana a corto plazo se consigue muchas veces a costa del medio ambiente con implicaciones perjudiciales a largo plazo", explica la investigadora del Instituto de Investigación de Sistemas Medioambientales de la universidad alemana de Osnabrueck, Claudia Pahl-Wostl, en una nota publicada tras la conferencia. Para ella, el desarrollo humano se está haciendo a costa del planeta y del propio futuro de la Humanidad.
La Declaración de Bonn hace, precisamente, un llamamiento a los políticos pero también a la comunidad científica para idear sistemas sostenibles que garanticen la reposición de los recursos hídricos. Aunque los científicos reconocen que el acceso al agua potable es un derecho y clave para el desarrollo de muchas regiones del planeta, no se pueden perseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio a costa del futuro.
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