Por Desco Opina (23 de setiembre de 2016)
Durante la primera quincena de octubre, en la ciudad de Quito – Ecuador, se realizará la tercera edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, denominada «Hábitat III». Los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebran estas conferencias cada 20 años debido a los retos que supone el rápido proceso de urbanización mundial y la vinculación del desarrollo urbano con el desarrollo sostenible.
La primera conferencia, Hábitat I, se celebró en 1976 en Vancouver, Canadá. En ella se discutieron los desafíos de las ciudades frente a los asentamientos. Veinte años más tarde se realizó Hábitat II en Estambul, Turquía, ésta se centró en la temática de ciudades sostenibles y vivienda digna para todos. La Conferencia Hábitat III se convoca con el objetivo de fortalecer el compromiso mundial por el desarrollo sostenible mediante la adopción de una Nueva Agenda Urbana (NAU), que permita a los Estados planificar metas y ejecutar estrategias que respondan a los desafíos de una época cada vez más urbanizada asegurando un compromiso político renovado para garantizar el desarrollo urbano sostenible.
En ese contexto, como una actividad preparatoria, acaba de tener lugar entre el 7 y el 10 de septiembre la reunión intergubernamental del Hábitat III en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, donde se ha presentado la versión preliminar de la NAU. Llama la atención que el documento solo esté circulando en inglés, cuando se sabe bien que la ONU establece un total de seis idiomas oficiales con la finalidad de asegurar una comunicación clara y concisa en los asuntos de importancia mundial. En cierta forma nos revela el menor compromiso real con el proceso Hábitat III de la comunidad internacional desde los Estados integrantes de las Naciones Unidas.
No puede ignorarse que los funcionarios del gobierno peruano a cargo de la elaboración del Informe Nacional durante el gobierno del presidente Humala, cumplieron una triste y silenciosa labor al respecto, enviando a la ONU en forma casi clandestina el informe de Perú que aparece colgado en la web del foro Hábitat III. Este documento no fue fruto de un Comité Nacional que evaluara los alcances de las políticas públicas y los compromisos del gobierno peruano en relación a Hábitat I y II, tal como lo sugería Naciones Unidas. Cabe preguntarse entonces por qué los colegios profesionales de Arquitectos, Ingenieros, así como la Asociación de Municipalidades del Perú y la Sociedad de Urbanistas del Perú no han asumido un rol más activo en el proceso, y cómo es que se ha diseminado o no entre sus miembros el informe nacional, o si recogieron aportes de sus miembros del ámbito nacional para no replicar prácticas centralistas de mirar el país desde sus sedes en Lima.
Sin embargo, la sociedad civil continúa en su empeño por sacar adelante este proceso. Podemos así dar cuenta que, específicamente en Lima Metropolitana, los miembros del Colectivo de Incidencia y Acción Urbana - CIAUR alistan propuestas para participar en el Foro Social Frente a Hábitat III a desarrollarse en la Universidad Central del Ecuador como evento paralelo al foro oficial. Este foro viene siendo impulsado por las organizaciones de la sociedad civil del Ecuador, con el respaldo y participación de organizaciones internacionales de la sociedad civil como la Coalición Internacional por el Hábitat, la Unión Nacional por la Moradia Popular y la Alianza Internacional de Habitantes.
El CIAUR, como colectivo urbano destaca en su propuesta la urgencia por reivindicar el acceso a la vivienda segura, saludable y el derecho a la ciudad, así como la necesidad de impulsar la reducción de riesgos de desastres y la gestión ambiental ante los efectos del cambio climático en las ciudades. Este documento es el resultado de un diálogo sustantivo entre diversas organizaciones sociales de base (OSB) de Lima Metropolitana que será compartido con OSB de América Latina, con la finalidad de ajustar una agenda común amplia que incluya estrategias similares de incidencia en políticas públicas urbanas, en pos de mejorar la calidad de vida de las personas en las ciudades.
Por todo ello, la movilización de las organizaciones e instituciones de la sociedad civil resulta destacable en su compromiso por enriquecer la Nueva Agenda Urbana y generar una toma de conciencia global que vaya mucho más allá de la formalidad de aprobar un documento que pareciera ya estar cerrado. Hábitat III será muy pronto el espacio de la sociedad civil global para discutir alternativas sociales que articulen un frente ciudadano de múltiples países que exprese las preocupaciones y compromisos ante las desigualdades producto de las lógicas mercantilistas y de consumo de las ciudades. Esperamos que su voz se sienta en el marco de las luchas por la justicia social, la equidad de género y la sostenibilidad ambiental que el planeta requiere, sumando a ello la exigibilidad de los derechos humanos vinculados a la vivienda y a la tierra, tanto en el campo como en la ciudad.