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Global. ¿Un futuro urbano?
La conferencia Hábitat III y los foros alternativos



Por Carlos E. Estrada Casarín (miembro de HIC), artículo publicado originalmente en magis.iteso.mx


Vista aérea de la zona metropolitana de la Ciudad de México. Foto: Pablo Lápez Luz

En 1976, ante la problemática habitacional derivada de la creciente migración del campo a la ciudad que trajo consigo la expansión de los centros urbanos, así como la precarización de las condiciones de vida de sus habitantes, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) convocó a la Conferencia sobre Asentamientos Humanos en Vancouver, y concluyó que había que garantizar un refugio adecuado para todos y que las cuestiones referentes a la urbanización se convertían en un asunto mundial de primer orden. Se creó el Comité de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UNCHS, por sus siglas en inglés) y, a partir de entonces, el  término hábitat, proveniente de las ciencias sociales, fue adoptado por los especialistas del desarrollo urbano y la planeación estratégica para definir un objeto de estudio amplio, complejo e interdependiente.

Veinte años después se llevó a cabo, en Estambul, Hábitat II. Esta segunda conferencia mundial habría de concluir con una Agenda Hábitat que postulaba cómo, para conseguir que todos tuvieran vivienda adecuada, era necesario contar con asentamientos humanos sustentables que funcionaran como guía del desarrollo en el mundo urbanizado; definía, así, las ciudades como la maquinaria del mundo global y la urbanización como una oportunidad, y planteaba la participación de los actores locales como fundamental en este proceso.

Dos décadas más tarde, muchos de los propósitos no fueron alcanzados y muchos de los problemas se han agudizado. Por primera vez en la historia de la humanidad, la población es mayoritariamente urbana y, al parecer, la tendencia se mantendrá en ese sentido; sin embargo, la oportunidad que parecía representar la sociedad urbana se ha topado con una crisis de justicia, inequidad y marginación que pone a millones de personas en condiciones de vida indignas.


Videoconferencia con Joan Clos, secretario general de Hábitat III, durante una de las sesiones plenarias. Foto: iisd.ca

El mundo unido ante el dilema del hábitat

Con el paso del tiempo, el UNCSH se transformó en el programa ONU-Hábitat, que nació con el mandato de promover pueblos y ciudades social y ambientalmente sostenibles, a fin de conseguir vivienda adecuada para todos. Ante el reto de hacer realidad la idea de que estamos en una nueva etapa de esperanza y de que la prosperidad urbana es posible, del 17 al 20 de octubre de 2016 se celebró, en la capital ecuatoriana, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, conocida como Hábitat III (HIII). Este evento, en el que participaron delegaciones oficiales de 198 países y al que asistieron más de 30 mil personas de todas partes del mundo, también motivó la realización de diversos foros por grupos sociales, instituciones académicas y representantes de los pueblos originarios. Estos foros alternativos buscaban posicionar sus demandas y propuestas ante la inminente adopción de la Nueva Agenda Urbana que, con aparente consenso global y marcada por un optimismo más bien sospechoso ante la difícil situación por la que atraviesan miles de millones de seres humanos, emergería de Hábitat III.

En coordinación con el gobierno de Ecuador, la ONU organizó para Hábitat III foros, encuentros, mesas, plenarias, exposiciones y diversas actividades que se desarrollaron en el centro de Quito, principalmente en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la Asamblea Nacional y el Parque Ejido, con la participación de representantes de las agencias y los programas de la misma Organización, así como de autoridades nacionales, regionales y locales de los países miembros, organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas y de investigación, agencias consultoras y despachos privados.

Diversidad de voces y futuros

En el marco de Hábitat III, que la ONU organizó en colaboración con el gobierno de Ecuador, la Coalición Internacional por el Hábitat (HIC, por sus siglas en inglés) celebró sus 40 años de existencia en una asamblea general con delegados de más de 40 países de América, Europa, África y Asia. Se realizó un homenaje al primer presidente de HIC, Han Van Putten, con la presencia de importantes actores de la gestión y la producción social del hábitat, así como de expresidentes de esa red, como Enrique Ortiz, de México; Kirthee Shah, de la India; Davider Lamba, de Kenia; y Jordi Borja, presidente del Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Barcelona, entre muchos otros. En un interesante debate se confirmó la postura de la red, que demanda “un hábitat para las personas, no para el capital,” y pugna por un mercado habitacional que respete los derechos humanos, la producción social de vivienda y otras alternativas populares.

Desde la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede Ecuador, se promovió el foro Hacia un Hábitat 3 Alternativo, con reconocidos intelectuales e investigadores como Jordi Borja, Fernando Carrión, Marcelo Corti y Saskia Sassen, así como muchos otros estudiantes y especialistas en el hábitat, las ciencias sociales y la antropología.


 Aspecto general de las sesiones de trabajo de integrantes de organizaciones sociales en la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad. Foto: Carlos Estrada

Por su parte, la Universidad Central del Ecuador (UCE) lanzó un programa que, con  el lema “El espacio de todas las voces”, combinaba los temas académicos con acciones estudiantiles y de grupos sociales en torno a la gestión, la planeación y la producción de vivienda, movilidad y espacio público. Entre los participantes había investigadores y académicos latinoamericanos como Alicia Ziccardi o Ana Sugranyes, así como el reconocido geógrafo posmarxista David Harvey.

La Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), según el concepto “Agenda global, acciones locales”, desarrolló en su campus diversas actividades organizadas por docentes y estudiantes, que daban visibilidad a los proyectos y cátedras promovidos desde esta universidad jesuita, integrante de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (Ausjal), relacionándolos desde un aspecto teórico y práctico con el debate acerca de los fines e implicaciones de la urbanización.

Buena parte de los cuestionamientos a la Nueva Agenda Urbana de HIII se concentró en el Foro Social Popular Resistencia Hábitat 3, donde diversas organizaciones sociales, campesinas, populares y estudiantiles manifestaron una postura clara de denuncia y resistencia frente al neoliberalismo, el despojo capitalista y el extractivismo. En este foro tuvieron lugar la Quinta Sesión del Tribunal Internacional de Desalojos, en Guayaquil, así como más de 100 eventos de diversa índole en Quito. Con el lema “Todas las voces en resistencia”, RH3 tuvo una amplia participación de grupos, colectivos, académicos y docentes que trabajan en diversos proyectos comunitarios con la población marginada de comunidades rurales y urbanas, tanto en Ecuador como alrededor del mundo.

El anfitrión, crisol de contradicciones

Como suele suceder cuando se realizan eventos de dimensión internacional en una ciudad capital, la vida de Quito se transformó con la llegada de los visitantes extranjeros. Las cifras más conservadoras hablaban de 20 mil personas que habrían estado en la ciudad durante los trabajos de HIII, pero quienes se basan en los registros y acreditaciones en línea en el sitio oficial de la conferencia consideraban que habría hasta 40 mil visitantes. La ciudad sufrió una transformación repentina, más cosmética que integral, pues, a decir de algunos habitantes, los elementos de mobiliario y acupuntura urbana son de reciente instalación; lo mismo sucede con ciclopistas que aparecieron de pronto en las calles y avenidas correspondientes a las rutas del aeropuerto a las zonas hoteleras de la ciudad, cuyo propósito era dar una mejor imagen a los visitantes extranjeros.

Ecuador es un país que comparte las problemáticas y las costumbres latinoamericanas, y así como ha superado diversos obstáculos en su historia reciente, se ha enfrentado a contradicciones históricas. Su pueblo es conocido por tener los arrestos para echar del poder, entre 1997 y 2005, a tres jefes de gobierno (Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez), y su territorio por ser la puerta a la selva amazónica, cuna ancestral de culturas milenarias y hábitat de una rica biodiversidad.

Desde la dolarización de la economía en 2000 y el surgimiento del movimiento de origen indígena que llevo a la presidencia a Rafael Correa, el país se alejó de Estados Unidos y se acercó a China. Los efectos de este giro político, económico y diplomático son tema actual de la agenda política y social ecuatoriana; representantes de organizaciones sociales, pueblos y comunidades ecuatorianas denuncian que compañías mineras y petroleras chinas cuentan con el apoyo del gobierno nacional para apoderarse de territorios con riqueza mineral en la que se asientan pueblos originarios —algunos de ellos de los considerados como “no contactados”—, y donde los proyectos extractivistas están causando daños y afectaciones al entorno natural, lo que genera conflictos socioambientales y pone en riesgo la seguridad y el acceso a la justicia. El tema del yacimiento petrolero del Yasuní, en la Amazonía, es actual y preocupante: fuerzas militares han ocupado por la fuerza territorios del pueblo shuar, que resiste por medios legales y de incidencia pública, pero que también se muestra en pie de lucha y dispuesto a poner un límite al Estado, como lo atestiguó el líder shuar Domingo Ankuash en su participación en Resistencia Hábitat 3 :“La filosofía indígena no es acumulativa como la occidental, no robamos territorios, no invadimos, no matamos, recibimos solidaria y recíprocamente a los que han llegado, pero ellos ahora nos roban y matan, haciendo leyes contra los más débiles y los más pobres del Ecuador.” Hace poco se difundió mundialmente la noticia del operativo militar del gobierno ecuatoriano para tomar posesión de territorios del pueblo shuar, con la detención arbitraria —según afirma la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador— del líder Agustín Wachapá.

Asentamiento irregular en la zona conurbada de Lima, Perú. Foto: wm-urban-habitat.org 

Una nueva agenda para un modelo existente

El lunes 17 de octubre de 2016 se celebró la inauguración oficial de HIII, con la presencia del presidente de Ecuador, Rafael Correa, como anfitrión. Participaron también Joan Clos, secretario ejecutivo de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, conocida como ONU-Hábitat, y Ban Ki Moon, secretario general saliente de la ONU.

En el discurso inaugural, Clos definió los temas medulares de la conferencia y de la Nueva Agenda Urbana (NAU): un nuevo modelo de desarrollo urbano que promueva la equidad, la prosperidad social y la sustentabilidad ambiental, con la urbanización como estrategia de desarrollo y transformación social. Felicitó por la culminación de tres años de debates y discusiones “muy productivas” y declaró que el mundo pasa por una nueva etapa de prosperidad y esperanza al tener a las ciudades como motores de la nueva economía.

El proceso para la gestión y la producción de la Nueva Agenda Urbana se desarrolló en varias etapas, que incluyeron reuniones de los tres comités preparatorios efectuadas desde 2014, siete reuniones temáticas (“Ciudades intermedias”, en Cuenca, Ecuador; “Energía sustentable y ciudades”, en Abu Dhabi; “Financiamiento del desarrollo urbano”, en Ciudad de México; “Espacios públicos”, en Barcelona; “Asentamientos informales”, en Pretoria; “Compromiso civil”, en Tel Aviv; y “Áreas metropolitanas”, en Montreal) y cuatro reuniones regionales (Asia-Pacífico, África, Europa y América Latina y el Caribe), hasta la definición de diez “ejes de trabajo” integrados por expertos que desarrollaron las recomendaciones por debatir en HIII y las “conclusiones finales” o borrador de la NAU, con el consenso de los delegados de los estados. Sin embargo, tanto voces de académicos como de las organizaciones sociales critican que la participación haya sido limitada a las agencias, secretarías o ministerios nacionales, que conciliaron y negociaron el  borrador final que llegó a Quito. Asimismo, denuncian que, con una limitada consulta pública y una mínima inclusión de la participación popular, la Nueva Agenda Urbana es un documento lejano de la gente, que no incluye voluntades y aspiraciones populares, sino intereses económicos y políticos.

Redes de esperanza y alternativas

Al participar en la inauguración de Hacia un Hábitat 3 Alternativo, en Flacso Ecuador, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, denunció la poca injerencia que los gobiernos de las ciudades tenían en la definición de la Nueva Agenda Urbana, cuando serán los principales encargados de poner en práctica las políticas que ésta comprende. Señaló que es absurdo que se relegue a la ciudadanía, a las organizaciones y a los movimientos populares, de los debates oficiales y que se esté discutiendo el futuro de las ciudades sin que cuente la opinión de éstas. También recomendó a los ciudadanos, activistas y organizaciones sociales independientes no bajar la guardia y seguir incidiendo en redes para las transformaciones sociales de sus ciudades. Por su parte, Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, coincidió en la necesidad del protagonismo de los movimientos sociales y los gobiernos locales frente a las crisis democrática y parlamentaria por las que atraviesan las sociedades urbanas, y recomendó la inclusión de los jóvenes universitarios en la resolución de las problemáticas del hábitat. “La universidad es la calle”, concluyó.

En el auditorio Ché Guevara de la UCE, lleno de estudiantes, prensa y visitantes extranjeros, el geógrafo inglés David Harvey explicó su crítica del capitalismo y denunció que el mundo está gobernado por accionistas y que el futuro del capital no sería debatido en HIII, a pesar de que las ciudades sean construidas conforme con principios comerciales y el valor especulativo se imponga a un excesivo valor de uso y extracción de plusvalía; advirtió contra el peligro de que el endeudamiento paralice a la población, o, peor aún, se convierta en un antivalor que termine alienándola y conduciéndola a habitar en una “ciudad endeudada”. En el mercado San Roque, un día antes, Harvey había hablado acerca de las contradicciones que hay en el hecho de que desaparezcan los mercados populares y, con ellos, la seguridad alimentaria de las personas.

Tanto en los trabajos previos de la Coalición Internacional por el Hábitat, como en los foros de Resistencia Hábitat 3 y en UCE Hábitat, se debatieron temas cercanos a las personas, pero en relación con las decisiones que se toman en las altas esferas del poder: la defensa de los territorios, la resistencia de los pueblos originarios frente al extractivismo, los derechos de las mujeres, la soberanía alimentaria, el empoderamiento comunitario y el derecho a la ciudad, entre otros. Con la participación de estudiantes y académicos, autoridades locales, líderes sociales, investigadores y profesionales, se pudo confirmar que la visión única de las instituciones y agencias internacionales requiere la hibridación con las diversas alternativas que van surgiendo desde abajo y que poco a poco resultan útiles y efectivas para solucionar las problemáticas urbanas y rurales que enfrentan nuestras sociedades contemporáneas.

La policía contiene una manifestación de activistas y grupos de la sociedad civil que se reunieron en Quito durante una asamblea paralela a Hábitat III. Foto: eldiario.ec

Las palabras y las ideas

HIII se proponía lograr el consenso en torno a la Nueva Agenda Urbana. Al parecer lo logró, y, al menos en el ámbito de los estados nacionales y las agencias internacionales, ahora está en la etapa de instrumentación, cuyas líneas conceptuales describen forma y fondo de la agenda mundial: estructuras de gobernanza, inclusión social, desarrollo espacial, prosperidad urbana y sustentabilidad ambiental.

Las reflexiones críticas y los cuestionamientos a los aspectos estructurales y a la aplicabilidad de los asuntos tratados en HIII fueron los componentes principales del foro Hacia un Hábitat 3 Alternativo, que tuvo un carácter claramente académico y contó con la presencia de teóricos y profesionales renombrados de la sociología urbana y otras corrientes del pensamiento latinoamericano, representantes de organizaciones de la sociedad civil, colectivos, grupos y movimientos sociales, así como autoridades locales y parlamentarias de Latinoamérica y España y estudiantes y público en general que llenó la mayoría de los eventos —lo que posicionó el hashtag #Hábitat3Alternativo como trending topic, por encima del correspondiente a la inauguración oficial, #H3, durante la mañana del 17 de octubre de 2016—. Mientras que Joan Clos mencionaba en su discurso que se debería apostar al desarrollo urbano sustentable, en Hacia un Hábitat 3 Alternativo, Jordi Borja afirmaba, categórico y casi simultáneamente, que HIII era una ficción.

La PUCE abrió sus puertas a una diversidad de actividades que exploraban el asunto del hábitat desde el quehacer de su comunidad. Destacó la instalación en los jardines titulada “Bahía, a seis meses del terremoto, así estamos…”, en la que estudiantes de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes que visitaron aquel lugar de la costa ecuatoriana daban testimonio de las condiciones precarias en que siguen viviendo las familias damnificadas por el sismo de 7.8 grados en la escala de Richter ocurrido en abril de 2016. La exposición fotográfica y la presentación del Taller Crianza de Paisajes Vivos mostraron un agudo entendimiento del elemento socioambiental en los proyectos que desarrollan estudiantes de arquitectura en territorios periurbanos de la ciudad de Quito: al considerar a todos los elementos como seres y tener como eje el estudio de las fiestas y celebraciones comunitarias, la metodología empleada propone nuevos modelos de gestión y de interacción para el mejoramiento del hábitat. En tanto, en el pabellón de la embajada de Francia se expusieron los proyectos relacionados con el hábitat impulsados por la Agencia Francesa para el Desarrollo en Ecuador y otros países de América Latina.

Miembros de organizaciones civiles, ciudadanos y pueblos originarios se manifiestan en las calles de Quito, Ecuador. Foto: Dounia Sadaui

La unión de las naciones por un mejor mundo… ¿urbano?

A algunas organizaciones sociales les pareció preocupante la declaración oficial de ONU-Hábitat por su definición unidireccional del inevitable futuro urbano del planeta, como lo advierte su eslogan oficial, “Un mejor futuro urbano”. En un comunicado, días antes de la inauguración de HIII, la Asociación Internacional de Habitantes (IAI, por sus siglas en inglés) anunció que no participaría en los trabajos oficiales, y denunció que Joan Clos había afirmado que los problemas futuros de la humanidad serían urbanos, lo cual implicaba que ONU-Hábitat ayudaría a “consumar en las próximas décadas la desposesión de las comunidades campesinas e indígenas del mundo”.

En efecto, es la primera vez que la mayoría de la población mundial habita en ciudades, y eso representa grandes retos y oportunidades para las sociedades urbanas. Pero también significa que poco menos de la mitad de la población mundial aún vive en el campo, y esa agenda también debería preocupar a todos los habitantes del planeta, pues está estrechamente relacionada con la producción de suministros para la supervivencia y el desarrollo de la civilización —sus sociedades urbanas incluidas—: alimentos (vegetales y animales) y materias primas (animales, vegetales, minerales y fósiles), así como los mal llamados “recursos naturales”,1 como el agua, el suelo y las diversas formas de energía (eólica, geotérmica o hidráulica, por mencionar las más importantes).

Frente a los postulados oficiales de las agendas internacionales multilaterales, cada vez son más quienes expresan firmemente su creencia de que otro modelo es posible, y las alternativas frente al modelo capitalista tienen diversos orígenes, alcances y campos de acción. Se ha visto en las últimas décadas, en las protestas en Seattle (1999) y Davos (2001) contra las políticas económicas neoliberales promovidas por estados nacionales y agencias de las Naciones Unidas, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, hasta el Foro Social Mundial en Porto Alegre (2001), el movimiento 15-M, o “de los indignados”, en España, y el Ocuppy Wall Street, en Estados Unidos (2011), entre otros encuentros y foros que han ido moldeando la militancia social en torno a la lucha por los derechos humanos, en general, y por las distintas causas sociales específicas. Como mencionaba Ada Colau, hay un contrasentido entre las grandes declaraciones de las grandes cumbres y la realidad cotidiana. La lucha por el hábitat es un asunto que continúa en las agendas, tanto por las dimensiones de la población afectada, como por lo actual de las problemáticas y su vinculación directa con el desarrollo de las sociedades urbanas.

Participación en una actividad interactiva relacionada con la construcción de ciudades en el pabellón de Chile en Hábitat III. Foto: vientosdelosandes.com

Lo urbano y lo rural son asuntos complejos cuya resolución requiere estrategias amplias e incluyentes, y la historia nos dice que los movimientos sociales han sido protagonistas de los grandes cambios de nuestra civilización; de ahí la importancia de su participación en los problemas de índole mundial, ya que, al actuar desde los ámbitos locales y motivados por la participación colectiva —aunque ésta no sea del todo aceptada inicialmente por el poder en turno—, consolidan con tenacidad y esperanza las alternativas al modelo civilizatorio vigente, y con sus acciones pueden dar testimonio de que otro mundo es posible.

De cara a las propuestas de la Nueva Agenda Urbana se alzan las voces que buscan una agenda mundial que no sólo funcione en un sentido y para unos cuantos. La resolución final de Hacia un Hábitat 3 Alternativo, el Manifiesto de Quito, lo plantea con claridad: “¿quiénes hacen las ciudades?”. Ante una crisis planetaria como la que atravesamos, quizá sea necesario dejar atrás el miedo pasivo al futuro2 y pasar a una etapa de esperanza activa. Tanto HIII como los foros alternativos hablan de esperanza, pero difieren en la forma de entenderla: para unos es oportunidad mercantil, mientras que para otros es la posibilidad de experimentar con nuevas formas de organización social. Tal parece que no se logrará desvanecer esa “ciudad dual” de la que habla Fernando Carrión, si no se logra escuchar para incluir y poner en práctica las alternativas populares, interactuando en pro de la hibridación de un nuevo modelo que ya no será sólo de gobernanza, prosperidad o desarrollo, sino de producción social3 y gestión participativa del hábitat: un modelo que ponga especial atención en el respeto de los bienes comunes,4 de la naturaleza y de los derechos de todas y todos. m.

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1Desde el punto de vista de la economía política, al denominar “recurso” a un elemento natural como el agua, se le inserta en la cadena productiva, convirtiéndolo en una materia prima o mercancía intercambiable en el mercado capitalista y alejándolo, en el significado social, de su condición inicial de bien común inconmensurable, invaluable e inapropiable.

2M. Cohen, “De Hábitat II a la Pachamama: mucho por hacer y pocas expectativas para Hábitat III”, en Ciudades para cambiar la vida. Una respuesta a Hábitat III, de Jordi Borja, Fernando Carrión y Marcelo Corti (eds.), Flacso, Quito, 2016, pp. 61-84.

3María Mercedes Di Virgilio y María Carla Rodríguez, Producción social del hábitat, Café de las Ciudades, Buenos Aires, 2013.

4Bien común según Promotio Iustitiae núm. 121, enero de 2016, Secretariado para la Justicia Social y la Ecología, Curia General de la Compañía de Jesús; Sumak kawsay, buen vivir (noción quechua).





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