Los enormes desequilibrios socio-espaciales que caracterizan las ciudades contemporáneas (particularmente latinoamericanas) producto, entre otras cosas, de la prevalencia del mercado sobre el Estado - especialmente en lo que respecta a la producción de espacio habitado - han incidido enormemente en el aumento del umbral de riesgo y de vulnerabilidad de nuestra sociedad, lo cual lleva a que buena parte de sus miembros se vean en la necesidad de tratar de subsanar, por sí mismos (como lo vienen haciendo de antaño), su demanda, no sólo de vivienda, sino de hábitat; una demanda que, ligada a la búsqueda de satisfacción de sus necesidades básicas, en todo se relaciona con la propia demanda de calidad de vida que acompaña el ejercicio del libre derecho a la ciudad.
De otra parte, la necesidad, también, de mejorar la oferta institucional en materia habitacional por parte del Estado (frecuentemente de la mano del sector privado), bajo la premisa, sincera o no, de “dignificar la calidad de vida”, sobretodo de la población más pobre y, por esta vía, minimizar los impactos amenazantes que la precariedad y la carencia suelen traer consigo (especialmente a la seguridad y a la gobernabilidad), lleva a que las políticas habitacionales se ocupen, cada vez más, del tema de la apropiación social como camino orientado a la construcción de un ordenamiento territorial (social y espacial) verdaderamente sustentable. Desde esta perspectiva, el presente trabajo llama la atención sobre la necesidad de entender, analizar y valorar la Construcción Social del Hábitat CSH como unaherramienta fundamental a la hora de constituir un orden urbano basado en la inclusión, en la apropiación responsable de la ciudad, y en el derecho a la diferencia que, desde el planteamiento topo (lugar) - fílico (afectivo) que acompaña estas páginas, preyace en los postulados de toda auténtica gobernabilidad democrática
En consecuencia, lo que sostiene este trabajo es que la CSH no puede verse como una amenaza para la ciudad proveniente de los “sin techo” que atenta contra el orden urbano y sus tradicionales estrategias de planeación y ordenamiento territorial, tampoco como una especie de romántica performancia comunitarista imbuida, o bien del espíritu paternal de un Estado asistencial, o bien de un hálito mesiánico que bajo la premisa del “aliento a la autenticidad”, se inscribe dentro de los tradicionales discursos de “izquierda”, sino como una herramienta fundamental para hacer ciudad, en “clave” de ciudadanía, desde la cual se hace posible, más allá de cualquier planteamiento ideológico, entender, potenciar, armonizar e integrar los conceptos de habitabilidad, gobernabilidad democrática, productividad y conectividad que, desde la perspectiva de un verdadero desarrollo territorial integrado, superen la falsa disyuntiva que en nuestras ciudades ha existido entre crecimiento económico y desarrollo social.
Sobre esta base, la reflexión aquí contenida pretende aportar una mirada crítica y propositiva que, apoyada en la evaluación de dos casos de estudio: el de laCiudad de México y el de la ciudad de Bogotá, examinados durante el período 1992-2013, permita pensar la ciudad latinoamericana en su problemática común a este respecto. Para ello el trabajo aporta, no sólo unas consideraciones generales y unos instrumentos concretos - algunos aplicados por el autor en distintos contextos latinoamericanos de alta complejidad, sirva de ejemplo el caso exitoso de Ciudad Juárez en México - sino unas consideraciones propositivas que posibiliten, tanto evaluar y/o recualificar las políticas públicas en materia habitacional en los distintos contextos urbanos del sub-continente, como servir de guía para la planeación y/o el diseño, tanto de programas y proyectos institucionales, como de experiencias concretas que puedan ser llevadas a cabo a través de una sana interactuación entre el Estado y la ciudadanía.