Documento elaborado por la Asociación Servicios a Programas de Desarrollo e Investigación (Aso-Seprodi)
Introducción
Guatemala (náhuatl: Quauhtlemallan, “lugar de muchos árboles”), está catalogado como el cuarto país más vulnerable a desastres naturales a nivel mundial. Se ubica entre tres placas tectónicas: la placa de Cocos, la placa del Caribe y la placa de Norteamérica, que tienen su punto de encuentro en el territorio nacional y que al interactuar entre sí, han dado origen a la abrupta topografía, así como al permanente reacomodo de la corteza terrestre.
A juicio de la Conferencia Episcopal de Guatemala, en su carta pastoral "El clamor por la tierra" (29 de febrero de 1988) determinó que la injusta distribución de la tierra era uno de los graves problemas en el país: el 80% de la tierra productiva estaba en manos de un 2% de la población, lo cual genera pobreza, desigualdades y, por ende, permanente conflictividad social. A 25 años de haberse promulgado la referida Carta Pastoral, estudios recientes e informes anuales del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otras instancias, reflejan que la situación se ha recrudecido en los últimos años. Esto es evidente con la aparición de nuevos factores como el narcotráfico, los cultivos intensivos (palma africana, caña de azúcar, piñón- jatropha-, entre otros) para la generación de biocombustible; empresas extractoras de minerales, petróleo e hidroeléctricas, que promueven el desalojo de poblaciones; el establecimiento de suburbios en las ciudades y el fenómeno de asentamientos humanos en zonas de alta vulnerabilidad ambiental: cuencas de ríos, fallas geológicas, rellenos sanitarios, basureros; entre otros.
En los últimos años, las depresiones tropicales y los sismos han dejado secuelas de hambre y muerte en las familias y las comunidades de Guatemala. Además de otros aspectos como: niñas y niños huérfanos, familias sin hogar, tierras arrasadas y erosionadas con poca esperanza de rehabilitarlas, desplazamientos de comunidades, traumas en la población, daños en las siembras, en la infraestructura vial y en sistemas de servicios de vivienda, agua, etc.
Debido a este contexto y a la experiencia acumulada, entre otros factores, la Asociación Servicios a Programas de Desarrollo e Investigación (Aso-Seprodi) concibió en su marco de acción la temática sobre gestión de riesgos y desastres.
Terremoto en Guatemala
El presente artículo se centra en el terremoto ocurrido en Guatemala el 7 de noviembre de 2012 a las 10:35:47, hora local, cuya intensidad fue mayor en los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango, Sololá, Retalhuleu, Totonicapán, Quiché, Huehuetenango y Suchitepéquez. Alcanzó una magnitud de 7.2 en la escala de Richter, apenas cuatro décimos menos que el sismo ocurrido el 4 de febrero de 1976.
La atención inmediata a los daños ocasionados por este desastre, fue vía las familias y las comunidades, logrando su reubicación y apoyo mutuo. Enseguida, se contó con el apoyo solidario de diferentes comunidades de todo el país. Luego, se sumaron organizaciones comunitarias, entre ellas, los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocode), comités de mujeres, grupos de jóvenes, organizaciones del movimiento social, iglesias, (católicas, evangélicas, entre otras) y la cooperación internacional.
Las organizaciones sociales facilitamos el acompañamiento a las zonas más afectadas. En este marco, iniciamos recabando información sobre los daños del terremoto, en las familias y comunidades, de manera participativa con las lideresas y los líderes representantes de las organizaciones comunitarias, y cooperando desde nuestras propias posibilidades en la atención a la emergencia. Asimismo, una vez restablecida la comunicación, se empezó la divulgación del desastre ocurrido hacia las organizaciones amigas a nivel internacional.
Una organización de ayuda solidaria de Alemania promovió conjuntar esfuerzos entre organizaciones presentes en el área afectada, incluidas La Pastoral Social de la Arquidiócesis de los Altos, con atención en Quetzaltenango y Totonicapán; el Movimiento de Trabajadores Campesinos (MTC), con sede y atención en San Marcos; y Aso-Seprodi, con atención en Sololá. Gracias a esto, nació la iniciativa de articularse para lograr un mayor impacto en la región y una mejor atención a las necesidades; a raíz de lo cual constituimos la Coordinadora Interinstitucional de Occidente (CIIO).
Experiencia en Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá
La reactivación de la falla y cuenca del Río Nahualá –por el terremoto mencionado– afectó a comunidades del municipio de Santa María Chiquimula, departamento de Totonicapán. Esto ha obligado a las familias de la antigua cabecera municipal de Santa Catarina Ixtahuacán –así como a las comunidades adyacentes– a trasladarse a otro lugar denominado Nuevo Santa Catarina Ixtahuacán, ubicado en las montañas de María Tecún (Alaska).
Cada organización integrante de la CIIO, en su área de acompañamiento, se dio la tarea de diagnosticar los daños; organizar grupos de autoayuda y posteriormente los Comités de Emergencia (COE); sistematizar la información y responder a las demandas de información, que era solicitada por las familias y organizaciones amigas. Asimismo, se establecieron contactos para solicitar apoyo solidario y canalizarlo. Se desarrolló una base de referencia organizativa: los grupos de autoayuda, organizados en las comunidades y parroquias; organizaciones comunitarias; organizaciones no gubernamentales; y los COEs articulados al sistema de la Secretaría de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Seconred), con quienes se tomó contacto para la sistematización de información oficial de los daños. También se establecieron vínculos con las radios comunitarias y medios de comunicación a nivel local, regional y nacional.
Sobre esa base común de acción inmediata, posteriormente se organizaron comisiones para visitar las comunidades y municipios más afectados en los tres departamentos referidos. Y se programaron reuniones para coordinar las acciones de emergencia.
Entre las acciones para la atención a la emergencia se realizaron: a) la recolección y distribución de víveres, ponchos, agua, alimentos y otros; b) el fortalecimiento a la organización comunitaria e institucional; c) la atención psicosocial a niñas, niños y mujeres, prioritariamente. Para ello se contó con la participación de los recursos y condiciones existentes en cada una de las comunidades, parroquias, organizaciones e instituciones. Se priorizó la atención a las familias y comunidades menos atendidas por las instituciones gubernamentales (Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, etc.) las cuales, como se conoce, brindaron apoyo a las comunidades más accesibles a las cabeceras municipales.
Posteriormente, la CIIO realizó un diagnóstico –con el apoyo técnico y político de la Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (Fundasal)– de los daños ocasionados en el sistema de vivienda, agua, electricidad y saneamiento ambiental, social y humano (salud física, alimentación y salud psicosocial), entre otros aspectos, para la gestión de apoyos específicos en atención a la emergencia y el proceso de reconstrucción.
En cada departamento se centró la atención a las comunidades más afectadas. En el caso de Santa Catarina Ixtahuacán, la cobertura abarcó las siguientes comunidades maya Kiche': Antigua Xetinamit, Xepiacul, Pacorral I, Panimaquin, Nuevo Tzamchaj y Xeabaj I. El tipo de construcción de vivienda en estas comunidades es de tierra (adobe), combinado con material natural como paja (sacate seco) o pino seco, para darle mayor resistencia; y madera para el techo, puertas y ventanas, con techo de lámina de zinc o teja (barro). No cuenta con estructura vertical ni horizontal reforzada, el agua servida corre sobre la tierra, no hay drenajes/canalización adecuada en la mayoría de comunidades, lo cual expone a sus habitantes a enfermedades y constituye en sí mismo un problema de erosión a las mismas viviendas.
Con el terremoto, muchas viviendas quedaron destruidas o con daños de rajaduras en paredes y esquinas. En el caso de las estructuras que no podían repararse, el diagnóstico concluyó que era necesaria la reconstrucción con diseño resistente a sismos, con la mezcla de materiales locales y externos que canalicen adecuadamente las aguas para evitar la erosión del suelo, así como brindar orientación a las familias sobre los riesgos de la falta de mantenimiento de sus viviendas. En base a ello y a las necesidades más sentidas de las comunidades, con el apoyo de la ayuda solidaria de Alemania, se inició un proceso de acuerdo con las siguientes líneas de acción y algunos de los logros alcanzados:
Línea de acción I: Fortalecimiento organizativo inter-comunitario e institucional
- Las organizaciones comunitarias ejercen una participación política en el desarrollo socioeconómico y cultural, con incidencia en el Consejo Municipal de Desarrollo (Comude) al exigir sus demandas para el cumplimiento de los derechos que la ley estipula en cuanto a vivienda y hábitat se refiere, a través de un plan de desarrollo integral que priorice sus intereses y necesidades. Se han establecido vínculos de coordinación con organizaciones que trabajan la temática de vivienda con el objeto de articular esfuerzos (Servicios Jurídicos y Sociales (Serjus) e Instituto para el Desarrollo Económico y Social de América Central (Idesac).
Línea de acción II: Capacitación, formación e investigación
- Se ha formado y capacitado a líderes comunitarios en el área organizativa, gestión de riesgos, gestión de proyectos y construcción de viviendas con técnicas sismo-resistentes con material local. Se cuenta con una estructura organizativa, una comisión de gestión de riesgos, gestores de propuestas y un equipo constructor con experiencia en la técnica de adobe reforzado.
Fotografías: Ensayos de identificación del tipo de tierra en el campo (verla, tocarla, experimentarla).
Línea de acción III: Gestión de proyectos
- Construcción de tres viviendas con recursos propios.
- [En proceso] Estudio técnico de los materiales desde la Universidad de San Carlos de Guatemala, como respaldo fundamental para la gestión de recursos del Estado (subsidio de vivienda) para construir vivienda sismo-resistente con materiales locales (adobe reforzado).
- [En proceso] Dos propuestas de gestión de recursos para el acceso de viviendas con organizaciones internacionales.
Fotografía: Encuentro con autoridades locales de Santa Catarina Ixtahuacán, Solola,
para reflexionar sobre la situación de vivienda en el municipio.