Versión Imprimible

Brasil

Brasil. Es hora de que el gobierno se alíe con el pueblo: MST




En entrevista, Joao Pedro
Stédile, integrante de la directiva del Movimiento de los Trabajadores Rurales
Sin Tierra, habla sobre el significado y las perspectivas de las movilizaciones
en Brasil.



-¿Cómo analiza usted las
recientes manifestaciones que vienen sacudiendo a Brasil en los últimos días?
¿Cuál es la base económica que las ha producido?



-Hay diversas evaluaciones de
por qué están ocurriendo estas manifestaciones. Me sumo al análisis de la
profesora Erminia Maricato, que es nuestra mayor especialista en temas urbanos
y que actuó en el Ministerio de Ciudades en la gestión de Olivio Dutra. Ella
defiende la tesis de que existe una crisis urbana instalada en las ciudades
brasileñas, provocada por la actual etapa del capitalismo financiero. Hubo una
enorme especulación inmobiliaria que elevó 150 por ciento los precios de los
alquileres y de los terrenos en los últimos tres años. El capital financió -sin
ningún control gubernamental- la venta de automóviles y el envío de esos
dineros al exterior, lo que transformó nuestro tránsito en un caos. Mientras,
en los últimos 10 años no hubo inversión en el transporte público. El programa
habitacional Mi Casa, Mi Vida, empujó a los pobres hacia las periferias, sin
adicionar condiciones de infraestructura.



"Todo eso generó una crisis
estructural y que las personas estén viviendo en un infierno en las grandes
ciudades, perdiendo tres o cuatro horas por día en el tránsito, cuando podrían
estar con sus familias, estudiando o participando en actividades culturales.



A eso se suma la pésima
calidad de los servicios públicos, en especial los de salud y también los de
educación, desde la escuela primaria y la enseñanza media, de la que los
estudiantes salen sin saber redactar. Y la enseñanza superior cambió locales de
ventas de diplomas por una de prestaciones donde están 70 por ciento de los
estudiantes universitarios.



-Y desde el punto de vista
político, ¿por qué sucedió?



-Los 15 años de
neoliberalismo, más los últimos 10 años de un gobierno de convivencia de
clases, transformaron el modo de hacer política en apenas un referente de los
intereses del capital. Los partidos políticos envejecieron sus prácticas
políticas y se transformaron en meras siglas que aglutinan, en su mayoría, a
oportunistas que quieren ascender en sus cargos o entrar a la disputa por los
recursos públicos.



"Todos los jóvenes nacidos
después de las ‘directas ya' [N de la R: 1984, al final de la dictadura] no
tuvieron oportunidad de participar en política. Hoy, para disputar cualquier
cargo, por ejemplo de edil, el candidato precisa tener más de 3 millones de
reales; un diputado cuesta alrededor de 10 millones [un dólar equivale a 2.24
reales]. Los capitalistas pagan y después los políticos obedecen. La juventud
está hasta la madre de esa forma de política burguesa, mercantil. Pero lo más
grave fue que los partidos de la izquierda institucional, todos ellos, se
amoldaron a esos métodos. Envejecieron y se burocratizaron. Y, por tanto,
generaron en la juventud ojeriza, distanciamiento, con esa forma de actuar. Y tienen
razón: la juventud no es apolítica, al contrario; tan es así que sacó la
política a las calles, aunque no tuviera definida conciencia de su significado.
Sin embargo, está diciendo que no aguanta más ver en la televisión esas
prácticas políticas, que secuestran el voto de las personas basándose en la
mentira y la manipulación. Es que los partidos de izquierda precisan reaprender
que su papel es organizar la lucha social y politizar a la clase trabajadora.
Si no, caerán en la fosa común... de la historia."



¿Por qué ahora?



-¿Y por qué las
manifestaciones estallaron hasta ahora?



-Probablemente haya sido la
suma de diversos factores del carácter de la sicología de masas, más que de una
decisión planeada. Se sumó todo el clima que comenté, más las denuncias de la
superfacturación de las obras de los estadios, lo que resultó en un acicate
para el pueblo. Observen algunos episodios. La red Globo recibió del gobierno
del estado de Río de Janeiro y del municipio de la ciudad 20 millones de reales
de dinero público para organizar el showcito de apenas dos horas del sorteo de la
Copa Confederaciones. ¡El estadio de Brasilia costó mil 400 millones, en tanto
no existe transporte público en la ciudad! La dictadura de la FIFA y la
Confederación Brasileña de Futbol (CBF) es explícita y se impuso -junto con las
pillerías-, y los gobiernos se sometieron. La reinauguración de Maracaná fue
una venda que intentaron poner al pueblo brasileño. Las fotos eran claras: ¡en
el mayor templo mundial no había ningún negro o mestizo! Y entonces, lo del
aumento de las tarifas de ómnibus fue apenas la chispa para encender el
sentimiento generalizado de revuelta, de indignación. La gasolina para la
chispa vino del gobierno paulista de (Geraldo) Alkmin que, protegido por los
medios de comunicación que financia, está acostumbrado a golpear al pueblo
impunemente, como hizo en (el barrio de) Pinheirinho (en la ciudad de San José
dos Campos) y en otros sitios rurales y urbanos, mandando a la policía a
cometer una barbarie. Ahí fue que todo mundo reaccionó.



Ahora bien: la juventud
despertó. En eso hay mérito del Movimiento Pase Libre, que supo capitalizar esa
insatisfacción popular y organizó las protestas en el momento justo.



-¿Por qué la clase
trabajadora aún no ha salido a las calles?



-Es verdad; la clase
trabajadora aún no está en las calles. Quienes están en las calles son los
hijos de la clase media, los de clase media baja y también algunos jóvenes de
los que André Singer llamaría subproletariado, que estudian y trabajan en el
sector de los servicios, que vieron mejoradas las condiciones de consumo, pero
que además quieren ser oídos. Estos últimos aparecieron en algunas capitales
estatales y en las periferias.



"La reducción de la tarifa
del transporte público interesaba mucho a todo el pueblo y ese fue el acierto
del Movimiento Pase Libre, que supo convocar movilizaciones en nombre de los
intereses más generales. Y el pueblo apoyó esas manifestaciones y eso está
expresado en los índices de popularidad de los jóvenes, sobre todo cuando
fueron reprimidos.



La clase trabajadora demora
en moverse, pero cuando lo hace afecta directamente al capital, lo cual todavía
no ha sucedido. Creo que las organizaciones que hacen los enlaces con la clase
trabajadora aún no han comprendido el momento y tienen un comportamiento
tímido. Pero la clase, como clase, creo que está dispuesta a luchar. Fíjese que
las huelgas por temas reivindicativos salariales ya recuperó la ocurrencia de
los 80. Entiendo que se trata de una cuestión de tiempo para que los enlaces
con la clase trabajadora acierten en las banderas que la hagan mover. En los
últimos días se percibe que en algunas ciudades menores y en las periferias de
las grandes ya comienzan a haber manifestaciones con banderas de
reivindicaciones bien formalizadas. Eso es muy importante.



-¿Y las voces del MST y los
campesinos?



-Es verdad. En las capitales
donde tenemos asentamientos y agricultores familiares más próximos a lo urbano,
ya estamos participando. Incluso doy testimonio de que fuimos muy bien
recibidos con nuestra bandera verde y nuestra reivindicación de reforma agraria
y alimentos saludables y baratos para todo el pueblo. Entiendo que en las
próximas semanas podrá haber una adhesión mayor, incluso realizando
manifestaciones de campesinos en las terminales y municipios del interior.
Entre nuestra militancia está todo el mundo loco por entrar en la lucha y
movilizarse. Espero que se muevan rápido...



-¿Cuál es su opinión acerca
de la violencia que ha ocurrido en algunas manifestaciones?



-Bueno, primero hay que
relativizar. La burguesía, a través de sus televisoras, ha empleado la táctica
de asustar al pueblo colocando imágenes de desaforados rompiendo alguna cosa.
Son los menores casos, que resultan insignificantes ante los millares de
personas que se movilizaron. A la derecha le interesa incrustar en el
imaginario de la población que esos son actos impulsados por vagos, y al final,
si hubiese caos, imputar la culpa al gobierno y exigir la presencia de las
fuerzas armadas. Espero que el gobierno no cometa la bestialidad de llamar a la
guardia nacional y a las fuerzas armadas para reprimir las manifestaciones.
¡Eso es todo lo que la derecha sueña!



"Quien está provocando los
actos de violencia es la forma de intervención de la policía militar. La PM fue
preparada desde la dictadura militar para tratar al pueblo siempre como
enemigo. Y en los estados gobernados por los tucanos (N de la R: Partidos de la Social
Democracia Brasileña: Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais) aún cuenta con
las promesas de impunidad.



Hay grupos derechistas
organizados, con orientación de hacer provocaciones y cometer saqueos. En Sao
Paulo actuaron grupos fascistas y contrataron marginales del campo. En Río de
Janeiro actuaron los grupos de choque organizados que protegen a los políticos
conservadores. Y claro, hay también un substrato de lúmpenes que aparecen en
cualquier movilización popular, sea en los estadios, carnaval, hasta en la
fiesta de una iglesia, intentando sacar provecho.



-Entonces, ¿hay lucha de
clase en las calles o es sólo la juventud manifestando su indignación?



-Es claro que hay una lucha
de clases en la calle, envuelta, todavía, en una disputa ideológica. Lo que es
más grave es que la propia juventud movilizada por su origen de clase no tiene
conciencia de que está participando de una lucha ideológica. Vean: ellos están
haciendo política de la mejor forma posible, en la calle. Y ahí nos escriben:
¿estamos contra los partidos y la política? Es por eso que han sido tan
diversas y difusas sus expresiones. Está sucediendo en cada ciudad, en cada
manifestación; hay una disputa ideológica permanente de lucha de los intereses
de clase. Los jóvenes están siendo disputados por las ideas de la derecha y por
la izquierda, por los capitalistas y la clase trabajadora.



"Por otro lado, son evidentes
las señales de la derecha, mucho mejor articulada, y de sus servicios de
inteligencia, que usan Internet, se esconden detrás de distintas máscaras o
intentan generar círculos concéntricos con noticias y opiniones en las redes sociales.
De repente, un mensaje extraño genera millares de otros. Y de ahí se pasan a
difundir resultados como si ellos fuesen una expresión mayoritaria. Esos
mecanismos de manipulación fueron usados por la CIA y el Departamento de Estado
estadunidense en la primavera
árabe
, en las tentativas de desestabilización en Venezuela, en la guerra de
Siria. Y es claro que ellos están operando aquí también para alcanzar sus
objetivos."



Protestas manipuladas



-¿Cuáles son los objetivos de
la derecha y cuáles sus propuestas?



-La clase dominante, los
capitalistas, los intereses imperialistas de los estadunidenses y sus
portavoces ideológicos que aparecen en televisión todos los días tienen un gran
objetivo: desgastar al máximo el gobierno de Dilma, adelgazar las formas organizativas
de la clase trabajadora, derrotar cualquier propuesta de cambio estructural en
la sociedad brasileña y ganar las elecciones de 2014 para recomponer una
hegemonía total al frente del Estado brasileño, lo que ahora está en disputa.



"Para alcanzar esos objetivos
ellos están aún tanteando, alternando sus tácticas. Hay veces que provocan la
violencia, para descolocar las metas de los jóvenes. Otras veces incrustan sus
mensajes en las consignas de los jóvenes. Por ejemplo, la manifestación del sábado,
aunque pequeña, en Sao Paulo fue totalmente manipulada por sectores derechistas
que pautaron la lucha sólo contra la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC)
37 -que reduce las atribuciones del ministerio público- con una terminología
extrañamente escrita de forma similar y en el mismo orden. Ciertamente, la
mayoría de los jóvenes ni siquiera sabían de qué se trataba. Y es un tema
secundario para el pueblo, pero la derecha está intentando levantar banderas de
moralidad, como hizo en el pasado la UDN (partido de la derecha, fundado en
1945). Eso es lo que están haciendo en el Congreso, luego, para llevarlo a las
calles.



"He visto en las redes
sociales que controla la derecha, además del PEC 37: pedidos de expulsión en el
Senado o transparencia en los gastos; declarar la corrupción como un crimen
hediondo y el fin del fuero especial de los políticos. Ya los grupos más
fascistas gritan ‘¡Fora Dilma!'
y abajo firman por su impeachment.
Felizmente, esas banderas no tienen nada que ver con las condiciones de vida de
las masas, aunque ellas puedan ser manipuladas por los medios: objetivamente
pueden resultar en un tiro en el pie. Al final, es la burguesía brasileña, sus
empresarios y políticos quienes son los mayores corruptos y corruptores. ¿Quién
se apropió de los gastos exagerados de la copa?: ¡la red Globo y las empresas
empresariales!"



Los desafíos



-¿Cuales son los desafíos de
tienen ante sí la clase trabajadora y las organizaciones populares y los
partidos de izquierda?



-Los desafíos son muchos.
Primero debemos tener conciencia de la naturaleza de esas manifestaciones e
irnos para la calle, a disputar corazones y mentes para politizar esa juventud
que no tiene experiencia en la lucha de clases. Segundo, la clase trabajadora
precisa movilizar, salir a la calle, manifestarse en las fábricas, campos y
construcciones, como diría Geraldo Vandré. Levantar sus demandas para resolver
los problemas concretos de clase desde el punto de vista político y económico.
Tercero, precisamos explicarle al pueblo quiénes son sus principales enemigos.
Y, ahora son los bancos, las empresas trasnacionales que tomaron cuenta de
nuestra economía, los latifundistas del agronegocio y los especuladores.



"Precisamos tomar la
iniciativa de pautar el debate en la sociedad y exigir la aprobación del
proyecto de reducción de la jornada de trabajo a 40 horas; exigir que la
prioridad de inversiones públicas sea en salud, educación, reforma agraria.
Pero para eso el gobierno debe recortar porcentajes de ganancia y redefinir los
recursos del superávit primario, aquellos 200 mil millones que todos los años
van para los apenas 20 mil ricos, rentistas, creadores de una deuda interna que
nunca hicimos, aportar en inversiones sociales y productivas. Y eso es lo que
la lucha de clase pone enfrente del gobierno de Dilma: ¿los recursos públicos
se volcarán para la burguesía rentista o para resolver los problemas del
pueblo?



"Aprobar en régimen de
urgencia -para que esté vigente en las próximas elecciones- una reforma
política de gran aliento, que por lo menos instituya el financiamiento público
exclusivo de la campaña; derecho a revocación de mandato y plebiscitos.



"Se precisa una reforma
tributaria que vuelva a cobrar impuestos a las exportaciones primarias e
impacte los ingresos de los más ricos, reduzca los impuestos de los más pobres,
que son los que más pagan.



"Es necesario que el gobierno
suspenda las licitaciones sobre el petróleo y todas las concesiones
privatizadoras de minas y otras áreas públicas. De nada sirve aplicar royalties en el petróleo para financiar
educación, si esos impuestos representan apenas 8 por ciento de la renta
petrolera mientras el 92 por ciento va a dar a las empresas trasnacionales que
se quedarán con el crudo en las licitaciones.



"Una reforma urbana
estructural es necesaria para que vuelva a priorizarse el transporte público,
de calidad y con tarifa cero. Ya está probado que no es caro ni difícil
instituir transporte gratuito para las masas de las capitales. Asimismo,
controlar la especulación inmobiliaria.



"Finalmente, precisamos
aprovechar y aprobar el proyecto de conferencia nacional de comunicación,
ampliamente representativa, de democratización de los medios y acabar con el
monopolio de la Globo, y para que el pueblo y sus organizaciones populares
tengan amplio acceso a comunicarse, a crear sus propios medios con recursos
públicos. Oí de diversos movimientos juveniles que están articulando las
marchas, que tal vez esa sea la única bandera que unifica a todos: ¡Abajo el
monopolio de la Globo!



Pero que esas banderas tengan
eco en la sociedad y presionen al gobierno y a los políticos solamente ocurrirá
si la clase trabajadora se moviliza.



Enfrentar a la clase
dominante



-¿Qué debiera hacer el
gobierno ahora?



-Espero que el gobierno tenga
la sensibilidad y la inteligencia de aprovechar ese apoyo, ese clamor que viene
de las calles -que es apenas una síntesis de una conciencia difusa de la
sociedad- de que es necesario cambiar. Y cambiar a favor del pueblo. Para eso
el gobierno precisa enfrentar a la clase dominante en todos los aspectos.
Enfrentar a la burguesía rentista, desarticulando lo que recibe por intereses y
aplicando el capital en inversiones en áreas que resuelvan los problemas de la
gente. Promover, de inmediato, las reformas políticas, tributarias. Conducir la
aprobación del proyecto de democratización de los medios de comunicación. Crear
mecanismos para grandes inversiones en transporte público que conduzcan al
final a la tarifa cero. Acelerar la reforma agraria en un proyecto de
producción de alimentos aportados para el mercado interno.



"Garantizar de inmediato la
aplicación de 10 por ciento del PIB en recursos públicos para educación en
todos los niveles, desde las estancias infantiles en las grandes ciudades,
enseñanza fundamental de calidad, y hacer universal el acceso de los jóvenes a
las universidades públicas.



Sin eso, cundirá la decepción
y el gobierno entregará a la derecha la iniciativa, se harán nuevas
manifestaciones intentando desgastar al gobierno hasta las elecciones de 2014.
Es hora de que el gobierno se alíe con el pueblo o deberá pagar la factura en el
futuro.



-¿Qué perspectivas le ve a
las movilizaciones en los próximos meses?



-Todo aún es una incógnita
frente al hecho de que los jóvenes y las masas están en disputa. Por eso las
fuerzas populares y los partidos de izquierda precisan involucrar todas sus
energías en salir a la calle: manifestarse, colocar las banderas de lucha por
las reformas que interesan al pueblo. La derecha va a hacer la misma cosa y
también levantará sus consignas, conservadoras, atrasadas, de criminalización y
estigmatización de las ideas de cambios sociales. Estamos en plena batalla
ideológica, que nadie sabe cuál será el resultado. En cada ciudad, cada
manifestación, precisamos disputar corazones y mentes. Quien se quede fuera se
quedará fuera de la historia.



*Entrevista realizada por el
diario brasileño Brasil de
Fato
 para su edición del 25
de junio. Se publica simultáneamente en La
Jornada 
con la autorización
de Joao Pedro Stédile, integrante de la directiva del Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra.



Traducción: Ruben Montedónico







HIC-AL. - Huatusco No. 39 - Col. Roma Sur - 06760 México D.F. info@hic-al.org