Magdalena Gómez. (La Jornada 27-04-2010)
"Los proyectos para construir represas en La Parota y El Zapotillo no son los únicos en los tiempos actuales, mucho menos a lo largo de la historia. En nuestro país numerosos pueblos han sido sepultados y sus poblaciones han sido gravemente afectadas tanto en sus condiciones materiales como en los procesos de desintegración cultural forzada que los mismos han provocado. Sin embargo, los proyectos citados son emblemáticos, pues muestran la muy anómala operación de las instituciones promotoras: en el primer caso, la Comisión Federal de Electricidad, y en el segundo la Comisión Nacional del Agua, e incluso las encargadas de proteger el equilibrio ecológico, como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), que viola sus propias normas al emitir las manifestaciones de impacto ambiental (MIA). También lo son por el ánimo comunitario organizado en torno al rechazo a su ejecución.
Después de siete años de dura pelea en los planos jurídico y político se creía que el proyecto de La Parota estaba descartado, inclusive el hecho de que no apareció en el presupuesto federal de 2010 así lo confirmaba. No obstante, recientemente se recordó la declaración que hizo el 31 de julio de 2008 en Acapulco, Guerrero, el entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, de que insistirían en activar el proyecto con nuevos actores.
El pasado 18 de abril habitantes de las comunidades de los Bienes Comunales de Cacahuatepec impidieron la asamblea que se llevaría a cabo en el poblado de La Concepción, convocada por quienes se dicen integrantes del comisariado ejidal, donde se pretendía aprobar la expropiación de mil 300 hectáreas para el desarrollo de la presa referida y el cambio de uso de suelo.
El Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota (CECOP) encabezó la oposición a una nueva asamblea manipulada, como las que en años anteriores han logrado que el tribunal agrario declare su nulidad.
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