El 25 por ciento de la población de la ciudad de Cochabamba aún depende de las cisternas (aguateros) para abastecerse de agua para cubrir sus necesidades. El Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa) sólo cubre el 50 por ciento de la demanda, el otro 25 por ciento se abastece a través de sistemas comunitarios (pozos y tanques) y el restante 25 por ciento de cisternas, según el exgerente de Semapa Hernán Ayala y varios dirigentes que participaron en el conflicto por el agua de 2000. Los exfuncionarios dicen que a 13 años de la Guerra del Agua, la situación es igual o peor en los barrios del extremo sur de la ciudad, en los distritos municipales 6, 7, 9 y 14. Los nuevos edificios también dependen del agua que distribuyen puerta a puerta las cisternas. El proyecto más importante que se ejecuta es la ampliación de la red de agua potable y alcantarillado de Semapa en el Distrito 9. Sin embargo, la empresa de servicios básicos necesitará aumentar su caudal, esperar la conclusión del proyecto Misicuni o contar con nuevas fuentes para cubrir la demanda de agua potable de este sector. De lo contrario, según exgerentes y participantes de la Guerra del Agua, ocurrirá lo que sucede hoy en el Distrito 14: los vecinos que viven cerca de las vías principales están conectados a la red de Semapa, pero reciben una o dos horas de agua al día, durante la madrugada. Mientras que los que viven en las calles más alejadas no están incluidos en la red y se abastecen por otras vías. En zonas como Valle Hermoso, Villa Pagador y Alto Cochabamba, la gente se abastece principalmente de la cisterna. La mayoría contó que compra dos turriles de agua con 10 bolivianos. “Compramos el agua casi todos los días y hay que cuidarla. Si lavamos ropa, reutilizamos el líquido para usarlo en el baño”, dijo Margarita Maldonado. La situación es peor en el barrio Nuevo Milenio, ubicado en las serranías de Villa Pagador. Sus calles en pendiente impiden que las cisternas lleguen. Por ello, los vecinos sacan sus turriles a la calle y después acarrean el líquido hasta sus casas. Las bocinas de las cisternas comienzan a sonar desde las 6:00 y la gente comienza a aglomerarse para comprar. En la zona de Nuevo Milenio, unas 20 cisternas se encargan de prestar el servicio. Una cisterna con una capacidad de 14.000 litros se agota en dos horas, informó el propietario de uno de estos carros, Adán Llave. “Los vecinos ya me conocen, trabajo siete años vendiendo agua en la zona, aquí falta agua y nosotros prestamos ese servicio”, dijo. Semapa distribuye al 50% y la otra cuarta parte de la ciudad se abastece de pozos y redes locales Servicio llega a condominios Pero la demanda del agua es tal que todos los domicilios de la zona tienen por lo menos uno y hasta tres turriles vacíos apostados en la calle para comprar el agua. “Sin agua no podemos hacer nada, hay que darnos modos para ahorrarla, después de comprarla la metemos a nuestras viviendas en baldes, como hay mucha tierra hay que taparla con lo que se pueda: tela, plástico y elástico”, contó Modesto Huallpa, vecino de la zona. Pero las unidades educativas de la zona también deben comprar agua en cisternas y almacenarla en tanques, por lo menos una vez a la semana, contó Huallpa. Aunque la zona sud es la que más compra agua de las cisternas, éstas prestan su servicio en todo Cercado y otros municipios. Los nuevos y antiguos condominios, hospitales y otros municipios como Sacaba y Quillacollo, también solicitan este servicio y pagan entre 120 y 160 bolivianos, dependiendo de la capacidad de la cisterna, informó el propietario de uno de estos vehículos, Osvaldo Ágreda.
Fuente:Red Vida