Mala vivienda, ausencia de techo, situaciones de peligro sanitario, violencia social y física, desalojos, precios inalcanzables... esta se ha vuelto la constante para millones de habitantes en Europa, afectados por los efectos dramáticos de un mercado inmobiliario e hipotecario sometido a una rentabilización explosiva.
En este contexto, los días 5 y 6 de noviembre se reunieron en Bruselas, Bélgica, más de 130 representantes de organizaciones sociales europeas, sindicatos, agrupaciones de inquilinos y algunas autoridades locales, para avanzar en la construcción de un movimiento de convergencia europea dirigido a buscar que se hagan efectivos los derechos ala vivienda y a la ciudad.
Aquí rescatamos algunos de los puntos más importantes que resultaron de estas jornadas:
Nos comprometemos a extender esta red a todos los países del continente europeo y a todo aquél que quiera participar, sobre una base de principios compartidos por la defensa y la promoción del derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad.
Reivindicamos el derecho de los ciudadanos a ser decisivos en la gestión sostenible de lo urbano y del territorio. Esta ciudadanía debe encontrar su medio de expresión en el dominio público del sueloy en la promoción del conjunto de derechos que se materializan en este suelo: vivienda, energía, agua, medio ambiente, educación, trabajo, movilidad, sanidad, ocio...
Queremos una ciudad donde se viva realmente en comunidad, una ciudad fuente de progreso social.
Rechazamos que sea un espacio de exclusión para sus habitantes. Combatimos su mercantilización, su privatización y toda forma de corrupción o de coacción hacia sus habitantes: expulsiones, desplazamientos de población, segregaciones urbanas...
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