1. ¿Cuáles son el origen y los objetivos de HIC?
La Coalición Internacional para el Hábitat (HIC por sus siglas en inglés), organización autónoma y no lucrativa, fue constituida a raíz de la Primera Conferencia de la ONU sobre Asentamientos Humanos, realizada en Vancouver (Canadá) en 1976. Once años después, en el Año Internacional de los Sin Techo, amplió su membresía, principalmente en el Tercer Mundo, para incluir tanto a ONG como a organizaciones y movimientos sociales, grupos universitarios progresistas, activistas en derechos humanos y voluntarios. Hoy integra más de 300 organizaciones y movimientos de alrededor de 80 países de todos los continentes. Como objetivo central, la Coalición se propone el actuar por el reconocimiento, la defensa y la plena realización de todo ser humano a un lugar digno en el cual vivir en paz y con dignidad en todos los países (Art. 2 de su Constitución).
2. ¿Cuál es el enfoque y el papel actual de HIC?
En tiempos en que parece imponerse hoy el modelo triunfante, el de la acumulación infinita, del pensamiento único, de la competencia feroz, del libre mercado sin cortapisas, de la globalización financiera y productiva, de las ciudades-negocio, del hábitat-mercancía, la lucha de HIC por impulsar y concretar ese objetivo enfrenta nuevos retos. Entre los más importantes percibimos aquellos que se derivan de nuevas formas de dominación más abstractas y lejanas a nuestro control, que expropian los activos y los saberes populares y que arrebatan o cancelan la capacidad productiva autónoma de grandes sectores sociales. De la lógica misma del sistema triunfante que lo conduce a crecer a costa de la depredación de la naturaleza y de la explotación, la desposesión y la exclusión de grandes mayorías. De la desarticulación de los colectivos y la individualización de los problemas y las soluciones. Del debilitamiento de los Estados y del papel protagónico que hoy se da a las ciudades, que compiten entre sí para captar los favores de los inversionistas sin patria, subsidiándolos con los dineros del pueblo. El Estado de la era globalizadora busca descentralizarse depositando sus antiguas responsabilidades en uno solo de los potenciales actores sociales, el sector privado. Se privilegia al capital financiero y a las grandes corporaciones y se cancela todo apoyo y reconocimiento a los productores sociales, esto cuando en la mayor parte de nuestros países, y como consecuencia de estos hechos, siguen siendo ellos los principales constructores de ciudad y de vivienda. Al imponerse políticas habitacionales que pretenden ignorar a las ciudades y a los ciudadanos se han generado fuertes contradicciones: producción masiva de viviendasmercancía inaccesibles a grandes masas de población que se ven obligadas a autoproducir, sin apoyos, sus barrios y su vivienda; creciente segregación social y urbana, ciudadanos sin ciudad y ciudades sin ciudadanos; desalojos masivos de población pobre a favor de macroinversiones justificadas en conceptos de utilidad pública, progreso y competitividad global de la ciudad, supuestamente en beneficio de sushabitantes; ciudad en suma dual, la de los excluidos y mal alojados que buscan integrarse y la de los amos de la ciudad encerrados en guetos bien servidos, controlados y cercados. HIC ubica hoy su quehacer al centro de estas contradicciones, de ahí su enfoque prioritario en temas como el derecho de todos a la ciudad y la vivienda y su énfasis en promover la producción social del hábitat, temas cruzados por cuestiones ambientales y de género, también hoy estratégicas.
3. ¿Cómo aborda HIC los derechos a la ciudad y la vivienda?
HIC viene trabajando consistentemente desde 1988 en la promoción del reconocimiento y en defensa del derecho a la vivienda en diversas instancias de derechos humanos de Naciones Unidas y mantiene el trabajo activo en sus miembros en todas las regiones a través de su Red por los Derechos a la Tierra y la Vivienda. Articula en su estrategia a los actores que desde la base social se organizan para hacer efectivos estos derechos con las instancias locales, nacionales, regionales e internacionales encargadas de respetar, proteger, promover y garantizar la realización del derecho humano a la vivienda, entendido en su integridad. Esta concepción le ha implicado trabajar activamente en la formulación y negociación de políticas públicas. A partir de 2001 viene trabajando, en el marco del Foro Social Mundial, por difundir los avances alcanzados en materia de derecho a la vivienda, por ampliar su red de activistas y por articular y ampliar el impacto de su lucha contra los desalojos forzados, principal violación del derecho a la vivienda en el mundo. Desde ese marco del FSM y en articulación con muchas otras redes y organizaciones internacionales y brasileñas, viene contribuyendo a la formulación de una Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad, base fundamental para impulsar el reconocimiento por la ONU y la comunidad mundial de este nuevo derecho colectivo que contempla el ejercicio pleno de la ciudadanía, la gestión democrática de la ciudad y la función social de la propiedad y de la ciudad como sus principios rectores.
4. ¿Por qué el énfasis de HIC en promover y apoyar la producción social del hábitat?
La producción social del hábitat, esto es, aquella producción de viviendas y otros componentes urbanos que se realiza sin fines de lucro por los propios habitantes y otros agentes sociales constituye hoy no sólo una estrategia de sobrevivencia sino de construcción de ciudadanía, fortalecimiento de la economía popular y transformación social. La producción social del hábitat, principalmente aquella que se apoya en procesos autogestionarios colectivos, por implicar capacitación, participación responsable, organización y la solidaridad activa de los pobladores, contribuye a fortalecer las prácticas comunitarias, el ejercicio directo de la democracia, la autoestima de los participantes y una convivencia social más vigorosa. Al acrecentar la capacidad de gestión de los pobladores organizados y su control sobre los procesos productivos del hábitat; al derramar los recursos provenientes del ahorro, el crédito y los subsidios en la comunidad en que se desarrollan las acciones; al fortalecer así los circuitos populares de mercado, contribuye a potenciar la economía de los participantes, de la comunidad barrial en que se ubican y de los sectores populares en su conjunto. Al poner al ser humano, individual y colectivo, al centro de sus estrategias, su método de trabajo y sus acciones, pone en marcha procesos innovadores de profundo contenido e impacto transformador.