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México. Puerto pesquero de San Felipe, Yucatán. Cómo acabar con el encantamiento de un pueblo en dos lecciones


MÉRIDA, Yucatán, 9 de enero.- “El Puerto de San Felipe es una de las pocas comunidades que tienen una arquitectura propia a diferencia del resto de los municipios de Yucatán que se caracterizan por la casa maya, es una arquitectura de madera, pintada en colores, más bien es una arquitectura que tiene influencia de Cuba y el Caribe en general”, manifestó Enrique Ortiz Flores, integrante de la Coalición Internacional para el Hábitat, HIC por sus siglas en inglés, quien sustentó el 7 de enero pasado ante estudiantes y profesores de la Facultad de Arquitectura la conferencia “Cómo acabar con el encantamiento de un pueblo en dos lecciones: caso Puerto Pesquero de San Felipe, Yucatán”.

Advirtió que en Yucatán se han ido perdiendo las escasas comunidades con estas características “en Río Lagartos es difícil actualmente encontrar arquitectura de este tipo, Las Coloradas es una población más reciente, integrada por familias que no vivían ahí tradicionalmente, fueron a trabajar y a explotar las salineras”.

Indicó que San Felipe está asentado sobre aguadales, lo que representa una restricción para su crecimiento urbano y una medida de protección del medio ambiente, en ese sentido, el especialista recomendó evitar la densificación urbana con construcciones verticales que rompan la armonía del paisaje y diseño urbano del puerto.

Recordó que esta comunidad vive de la pesca y del turismo, “es un riesgo que pierda su imagen e identidad, carecería de sentido para los turistas visitarlo, sería como ir a cualquier barrio de la ciudad de México”.

Ortiz Flores explicó que este problema inició en 2002 con el huracán “Isidoro”, cuando el gobierno, a través del FONDEN, sustituyó algunas casas que destruyó el meteoro; “construyeron unas casas con un diseño que ni un alumno de primer año de la peor escuela de arquitectura realizaría, no tienen nada que ver con la cultura, con las necesidades de la población, con el clima, ni cuentan con la mínima calidad de diseño. En 12 años no han sido modificadas en nada, ni las pintaron como se acostumbra en la población”.

Explicó que actualmente el gobierno ha implementado un programa de vivienda en el puerto que consiste en proporcionar materiales de construcción a las familias, lo que obliga por falta de asesoría construir casas cúbicas en un entorno con viviendas de madera, con techos de dos aguas, lo que genera que se rompa la armonía del pueblo “escogieron el pueblo más bonito para destrozarlo”.

Recomendó que antes de poner en marcha cualquier programa de vivienda, se debe tener respeto a las personas, consultarles y hacerles tomar conciencia del valor que tiene su comunidad “felices van a construir sus casas de block y concreto, sin saber que afectarán su economía cuando disminuya el turismo”.

Alertó que las ciudades grises y espantosas están por todo México, pero “el puerto de San Felipe es un pueblo único en Yucatán, por consiguiente, hay que cuidarlo, en vez de entregarles cemento y blocks debieron darles maderas o asesorarlos para que continúen construyendo o mejorando su vivienda como ellos acostumbraban”, precisó el especialista.

Ortiz Flores lamentó que este programa público no haya tenido el menor respeto a las personas, a la cultura y la identidad de esta comunidad “los municipios ponen en marcha cualquier tipo de programa con tal de promocionarse políticamente, incluso regalando cosas, que no está mal, pero no es la manera adecuada de contribuir al desarrollo de las comunidades”.

 





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