Desde su origen, HIC ha definido como eje articulador de sus actividades internacionales el derecho humano de todos a un lugar seguro donde vivir en paz y con dignidad.
Nuestra lucha se centra en promover, defender y hacer efectivos los derechos vinculados al hábitat: a la tierra, la vivienda, el agua, el saneamiento, el medio ambiente sano, el acceso a servicios sociales de salud, educación, abasto, transporte, recreación, etc.; el acceso a los medios de subsistencia y protección social; la preservación del patrimonio ambiental, histórico y cultural.
Todos ellos relacionados con los derechos económicos, sociales y culturales reconocidos en numerosos instrumentos internacionales y regionales de Derechos Humanos.
Pero también trabajamos porque se hagan efectivos los derechos civiles y políticos que permitan a la gente acceder a información, organizarse, manifestarse; que garanticen respeto y seguridad de acceso a la ciudad para las mujeres, los discapacitados y otros grupos vulnerables; respeto a las minorías, a los inmigrantes, etc.
Todos estos aspectos se incluyen en nuestra concepción del hábitat y en el trabajo regional por promover el reconocimiento del derecho a la ciudad como un nuevo derecho humano colectivo de los habitantes urbanos.
Este planteamiento, rebasa con mucho la concepción de hábitat que manejan los gobiernos en sus políticas y los productores privados en sus negocios, en la que reducen el hábitat a la vivienda y sus servicios urbanos básicos. El problema habitacional en América Latina no se resuelve con metros cuadros de techos y paredes y metros lineales de tubos.
Para los pobres, la vivienda constituye una estrategia económica y social de inserción en la ciudad, de lucha contra la pobreza, de construcción de ciudadanía responsable e informada capaz de incidir en la gestión democrática de su ciudad.