Uruguay. El recuerdo de Sendic y la renovada urgencia de la lucha por la tierra
Uruguay, Febrero 2014
Aunque los “homenajes” oficiales al histórico guerrillero Raúl Sendic van en sentido contrario a los objetivos por los cuales él y los campesinos se levantaron, la organización de los trabajadores del campo no cesa y reemprenden la histórica Marcha por la Tierra, a 50 años de la primera de ellas.
En el Uruguay (con su economía agraria y población urbanizada), desde la década de los cuarenta, socialistas y comunistas constataron que sin la presencia organizada de los trabajadores rurales no se puede modificar la estructura agraria concentrada y erradicar sus consecuencias: los “pueblos de ratas”. La izquierda parlamentaria y diversas corrientes de los partidos tradicionales acordaron una política de tierra que beneficiara al trabajador rural para superar la pobreza, pero no se otorgaron los recursos suficientes para distribuir tierra de forma contundente. Al día de hoy sólo se afectó el 3 por ciento del territorio nacional mediante el Instituto Nacional de Colonización (INC), creado en 1948.(1)
Raúl Sendic (1925-1989) y otros luchadores sociales socialistas y comunistas, desde la década de los cincuenta, pasaron a los hechos con la organización de los sindicatos rurales de peones del arroz, de la lechería, de la remolacha y de la caña de azúcar, para reclamar por sus condiciones laborales y la mejora del salario.
En 1961, Sendic organizó el sindicato de UTAA (Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas) en el límite norte del Uruguay y en 1962, luego de una huelga con campamento en los montes del arroyo Itacumbú, de la ocupación de un ingenio azucarero y de obtener las primeras conquistas en esas plantaciones, se lanzó una primer marcha hacia Montevideo de más de 200 “peludos” (asalariados cortadores de caña de azúcar), que recorrieron 630 kilómetros para reclamar una ley de 8 horas y mejora en las condiciones de trabajo.
Luego de varias acciones directas y denuncias de los “peludos” de UTAA en la capital, se preparó una ocupación de “Tierra para el que la trabaja”, que permitiera sortear las listas negras de los dueños de las plantaciones de caña de azúcar y pasar a la reforma agraria concreta, lo cual colaboraría en unificar las fracciones de una izquierda minoritaria que ante las elecciones de ese año se presentaba por separado.
La radicalización de los sindicatos urbanos y la agudización de la crisis económica llevaron al gobierno a tomar ya en 1963 (10 años antes del golpe de Estado) “Medidas Prontas de seguridad”, que recortaron libertades individuales, mientras que Sendic fue detenido de forma preventiva por ser “persona influyente”.
Nació con la preparación de las ocupaciones de tierra en el norte del país el embrión de lo que será posteriormente el MLN-Tupamaros: “el Coordinador” (otro sindicato, pero clandestino), que agrupó a un núcleo de “peludos”, y a militantes urbanos anarquistas, socialistas, comunistas y maoístas que se apartaron poco a poco de sus sectores políticos de origen. Comenzaron los primeros acopios de armas para la autodefensa en las estancias del pueblo. Sendic pasó a la clandestinidad, desafiando la legalidad burguesa y la esquematización de la izquierda urbana.
En el mes de enero de 1964, luego de una ocupación de un segundo ingenio de azúcar en el norte del país, represión del ejército y detenciones de parte de la policía mediante, otro luchador social, Nicolás “Colacho” Estévez planteó a la dirección de UTAA realizar una nueva marcha cañera hacia Montevideo, tras la consigna de “Tierra para quien la trabaja’” y con la gente que permanecía acampada luego del levantamiento de la ocupación del ingenio.
El 20 de febrero de 1964 (2), varios camiones repletos de familias “peludas” partieron hacia Montevideo desde Bella Unión, en el norteño Departamento de Artigas, a la primera marcha de “UTAA, UTAA, por la Tierra y con Sendic”, que reclamó la expropiación de los latifundios improductivos de Silva y Rosas y Palma de Miranda: 30 mil hectáreas para ser distribuidos por el Instituto Nacional de Colonización a cooperativas de trabajadores, que obtendrían allí los ingresos que la zafra de la caña de azúcar no les garantizaba buena parte del año. Fue la primera de las cinco Marchas por la Tierra que realizó UTAA entre 1964 y 1970.
La consigna, así como el símbolo de la figura clandestina de “Sendic: líder campesino” en las pancartas de los “peludos” fue cuestionada desde el Partido Comunista que propuso “Reforma Agraria Sí, Latifundio no”, sin éxito entre el espíritu de los marchantes. El 17 de junio de 1964, en Montevideo se decidió un paro de 500 mil trabajadores en solidaridad con los cañeros, y se realizaron las primeras convenciones para la unificación sindical en la Central Nacional de Trabajadores, a partir de la discusión de la reforma agraria y los rumores de golpe de Estado. El movimiento estudiantil se comprometió en la denuncia de los problemas estructurales del campo uruguayo, y levantó diversos reclamos junto a los sindicatos de trabajadores (“Soluciones sí, golpe no”).
La Marcha por la Tierra fue el aguijón en la carne para la unificación sindical y política de la izquierda de 1964, una izquierda urbana que despertó a los “hechos”, a las consecuencias sociales de la gran estancia alambrada, que por estar estancada estancó a la economía nacional, responsable del atraso histórico del país. Los tupamaros de Sendic organizaron al Movimiento de Liberación Nacional-Tuparamos (MLN-T) en 1965, como brazo armado de la izquierda, que descartando la idea de un frente unitario optó por la construcción de una nueva organización. Ésta construyó entre 1963 y 1966 su aparato mínimo (etapa defensiva) y luego se lanzó a la propaganda armada (“la acción genera conciencia”). Entre 1969 y 1972, la organización político-militar (por momentos militarista) comenzó a ser derrotada y a quedar sin un rumbo estratégico, sin la telaraña MLN-Pueblo que le permitiera sortear los sucesivos golpes de los aparatos represivos nacionales y su coordinación internacional.
A partir de 1965, con el asesinato político del Nego Velho (Edelmar Ribeiro), el baqueano en los campos de Silva y Rosas, comenzaron a ser asesinados varios “peludos” de UTAA por policías y militares. Entre 1972 y 1985, en su calidad de rehén de la dictadura, Raúl Sendic elaboró su “Plan Por la Tierra y contra la Pobreza”, que dio a conocer en 1985 y fue la base de los planteos de su discurso en el Estadio Franzini de Montevideo, en 1986, donde lanzó la idea de construir el Movimiento por la Tierra y reafirmar el “Frente Grande”. El año 1989, el mismo que el MLN-T ingresó al Frente Amplio, Sendic murió.
La interna del MLN-T en la década de los noventa se caracterizó por el triunfo de los “pragmáticos” (dirigentes históricos que crearon el Movimiento de Participación Popular, MPP), quienes se impusieron a los “proletaristas” (leninistas) y a los “frentegrandistas” (Frente Juvenil, periodistas y militantes de la tierra). Accedieron a cargos parlamentarios desde 1990, a cargos dentro del Poder Ejecutivo en el 2005 (siendo el MPP, mayoritario dentro del Frente Amplio) y a la presidencia de la República en el año 2010.
El sustento de esta última etapa del MPP-MLN-T fue la refundación nacional. En el año 2002, frente a una de las principales crisis económicas, el empresariado nacional propuso la “Concertación para el Crecimiento” y conquistó el apoyo de la Central Sindical de Trabajadores, mientras que el último gobierno del Partido Colorado propuso el modelo de la inversión extranjera directa. El Frente Amplio en el gobierno abrió la economía a esta última opción (aunque en su fundación en 1971 planteó la reforma agraria, la nacionalización de la banca y del comercio exterior), y creó una corriente neoliberal dentro de sus filas, lideradas por el actual vicepresidente, Danilo Astori, algo así como un Fernando Henrique Cardozo uruguayo.
Entre el año 2000 y el año 2012 se vendió en el mercado uruguayo el 40 por ciento del territorio nacional, y la extranjerización de la tierra alcanzó el 20 por ciento, lo que situa al país en el primer lugar en América Latina en este rubro. En el año 2006, el sindicato de UTAA junto a gremiales de campesinos de Bella Unión, realizaron la primera ocupación de “Tierra para el que la trabaja”. Generaron un hecho político, denunciando que no sólo tiene que crecer la torta sino que hay que repartirla. Se realizaron una decena de ocupaciones de tierra en el país, criminalizadas por el gobierno de Tabaré Vázquez.(3)
En el año 2011, productores ganaderos de la Cuchilla Grande comenzaron a realizar a nivel nacional las marchas “en defensa de la tierra y los bienes naturales” (donde UTAA participó activamente), para resistir a los intentos de instalación de la minería de gran porte, denunciando también el acaparamiento de tierras que se da con la soja y la forestación, que se expanden expulsando a 12 mil productores rurales entre los años 2000 y 2011 (según los datos oficiales). Ese mismo año, el 28 de abril, día del aniversario de la muerte de Raúl Sendic, casi un centenar de policías (bajo la responsabilidad del Ministro del Interior, Eduardo Bonomi, uno de los dirigentes históricos pragmáticos del MPP y de uno de los prosélitos que preside el directorio del INC) desalojaron al sindicato de UTAA del campo del único “peludo” de las marchas por la tierra de los sesentas que recibió tierras del INC.
Otro 28 de abril, pero de 2012, el mismo ministro Bonomi “homenajeó” a Raúl Sendic señalando que la tarea actual del Frente Amplio es la acumulación de fuerzas(4): el programa aplicado fue el de superación de la crisis (no el programa histórico del FA), ahora creció el PBI del país (cuadruplicándose), hay más empleo, luego habrá que industrializar al país para que haya más trabajadores y con una organización política de esos trabajadores se cumplirá el “programa histórico del pueblo uruguayo”, por esas razones: “no se puede pensar un modelo nacional de desarrollo sin puertos y sin trenes. Necesitamos la regasificadora, necesitamos minería de gran porte”, alegó.
Esta serie de “homenajes” oficialistas al líder campesino de los “peludos” (incluyendo el desalojo del 2011) demuestra que a 50 años de aquel 20 de febrero, la Marcha por la Tierra no cuenta en sus filas con el pragmatismo, para el cual sigue siendo invisible y peligroso el poder popular, el campesinado organizado, su reclamo de tierras para trabajar y de defensa soberana de la tierra.
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[1] En la “Banda Oriental” del Río Uruguay, José Gervasio Artigas (1764-1850) realizó junto con los paisanos pobres, los negros liberados y los indígenas, la primera Reforma Agraria de América Latinaa partir de la aplicación del “Reglamento de Tierras” del 10 de setiembre de 1815, pero en 1820 la contra-reforma agraria triunfó. Mientras que en los tiempos modernos del Río de la Plata no hubo hasta el día de hoy Reformas Agrarias.
[2] El 11 de marzo la marcha llegó a Montevideo regresando UTAA el 29 de junio a Bella Unión (Artigas).
[3] El gobierno sanciona la ley 18.116 contra las ocupaciones de tierras rurales y urbanas. Díaz, P.,“Sociología de las ocupaciones de tierra”, Montevideo,(Nordan/Nuestra América, año 2009)
[4] Publicado en el diario digital Mate Amargo del MLN-T.
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