Ecuador. Terremoto, desalojo y resistencia
Ecuador, Agosto 2016
Entrevista a Lider Gangora, de Muisne
Por Lina Magalhães
Amenazada de desalojo, la comunidad de la Isla de Muisne – declarada área de riesgo después del terremoto que devastó la costa ecuatoriana en abril de 2016 -, se organiza para defender su territorio: decir no al desalojo; denunciar la arbitrariedad del Estado en la falta de información y participación comunitaria en el proceso de reconstrucción; visibilizar los intereses inmobiliarios y turísticos y exigir su derecho básico de habitar este espacio a partir de la permeancia y mejora del lugar.
Observatorio Hábitat 3: ¿Quién es Líder Gongora?
Líder Gongora: Soy de los pueblos del manglar de Ecuador, nativo de la isla de Muisne. Estamos defendiendo nuestro territorio ancestral, territorio que nuestros antiguos nos dejaron, nuestra herencia. Ahí tenemos nuestros manglares, nuestro mar, nuestra playa, nuestro arrecife. Tenemos nuestro campo. Somos pueblos originarios. De origen indígena, negra, somos montubios, cholos. Hemos vivido milenariamente en la costa ecuatoriana. Hemos resistido, desde lo conocimiento ancestral, a todos estos fenómenos naturales que nos han ocasionado a lo largo de nuestra vida. Según la historia y la memoria de nuestros viejos, en 1906 ha habido un terremoto en la zona, mucho más duro de lo que hemos tenido ahora. Pero nunca el agua ha subido. Y así se recuerdan de otros terremotos que ha habido, como en 1943. Hay temblores, siempre ha habido, pero nunca se abandonó la isla, la gente nunca se ha ido. Primero porque no había tanta información, tanto miedo en la población, sino simplemente una aceptación de que me toca a mí vivirlo en mi territorio y yo resisto como puedo. Además Muisne no era vulnerable como es ahora. La vulnerabilidad ha sido ocasionada por los modelos impuestos en nuestro pueblo. Por ejemplo, se ha arruinado el 80% del sistema manglar en Muisne. Teníamos 20.093 hectáreas y ahora tenemos apenas cerca de 5.000 hectáreas, es decir, una destrucción bárbara. Una destrucción a ecosistemas de protección, barreras de protección frente a los fenómenos naturales, por decir una de sus cualidades. También todas las palmeras, los almendros y toda la vegetación que servía de protección fueron desapareciendo, porque fueron haciendo rellenos dentro de la isla, todo un desorden de las autoridades que no lograron controlar y más bien promocionaron este tipo de asentamiento.
En estas condiciones logramos enfrentar un fenómeno natural duro como el último terremoto. En nuestra localidad no ha habido muertos. Lo que si hubo fue una pérdida de infraestructura mal construida, las grandes construcciones de cemento. Las casas, los palafitos de nuestros pescadores están ahí de pie, paraditas. Toda la vida han vivido ahí.
Lo que pedimos es que estudiemos, profundicemos, veamos hasta donde es el riesgo que toca a nosotros.
La otra es que las autoridades nos están causando mucho miedo, diciendo que tenemos que salir, que la zona es de riesgo, que toda la isla está declarada de riesgo. Nos han vulnerados nuestros derechos. No hay información de nada. Solo hay leyes y declaraciones que tenemos dificultades de acceder. Muisne, con su población de 28.000 habitantes a nivel del cantón, no tiene agua potable, alcantarillado, estas necesidades que son básicas a una población no han sido nunca satisfechas. En todo nuestro cantón, no solo en la isla. Lo que devela el terremoto es todo este empobrecimiento al cual ha sido sometido nuestro pueblo. Hoy tendríamos la oportunidad de rever eso, de hacer un Muisne diferente, pero no vemos un interés en eso. En cambio nos meten miedo.
Sin embargo, la población está consciente. Nuestros abuelos nos sostienen. ¿A dónde vamos a ir? ¿Adónde nos van ubicar? No hay respuestas. Hay ofrecimiento político de construcción de nuevas casas, pero hace más de 100 días pos-terremoto y no hay nada. La gente ha regresado a la isla, retomado sus vidas. 100 días después del terremoto y no hay un sistema de evacuación, no hay un puente rápido emergente. No hay un alumbrado solar para cuando se vaya la luz en caso de temblor. La isla es pequeña. Son manejables estas inversiones. No hay tampoco sitios seguros donde podemos protegernos si hay esta ola. Porque hay la posibilidad de construcción de sitios seguros en la isla, donde no ha afectado el terremoto. No hay lanchas rápidas. Hay que marcar una ruta de evacuación, capacitar la gente.
OH3: ¿Cuales son entonces las principales demandas de la comunidad expresadas en las recientes manifestaciones pos-terremoto en Muisne?
LG: Primero es decir: no nos vamos, aquí nos quedamos. Nuestro territorio es nuestro y la Constitución nos garantiza. Según la Constitución, el Estado debe protegernos y no meternos miedo. Proteger significa hacer todo respeto al sistema de evacuación. Estamos contra un desalojo y desplazamiento que se ha anunciado. Declaran inhabitable la isla y la declaran zona de riesgo. Entonces tenemos que salir. ¿Y adónde vamos a ir? No tenemos donde. Debemos permanecer ahí y mejorar nuestras condiciones para poder enfrentar un fenómeno como este. Además, las garantías que nos da el gobierno no son óptimas. Porque hay gente que tiene sus casas bien hechas y les van a dar casas de 5.000, 10.000 dólares. Nadie quiere ir para allá. Y sin agua potable, alcantarillado, alumbrado peor. La gente lo que está pidiendo es el no desalojo de nuestro territorio.
OH3: ¿Hay una sospecha de un interés inmobiliario y turístico por detrás de la remoción de los pobladores de Muisne?
LG: Claro. El presidente ya lo dijo. No es una sospecha, es un hecho. El presidente dijo que la isla está bien para el turismo pero no un turismo con los muisneños, sino un turismo de masa, industrial donde los seres humanos (habitantes locales) tenemos que salir y los turistas pueden gozar de nuestro paraíso, sin nosotros. Y eso no es así, eso es nuestro. Proponemos mejorar la economía de nuestro pueblo, porque la escasez de la pesca artesanal, la recolección ha disminuido por toda la destrucción de nuestros ecosistemas marinos. Que va empeorando con el desarrollo de las camaroneras, de la mariscultura, inversiones que van desplazando los pescadores tradicionales, los recolectores. La propuesta nuestra es invertir en turismo comunitario. Que Muisne se convierta en esta isla preciosa con sus seres humanos ahí. Mejorando las condiciones de infra estructura y capacitando la gente para el desarrollo del turismo comunitario. Podemos hacer un turismo con la gente, no sin la gente.
En este sentido, los afectados logramos reunirnos y dar una respuesta rápida frente a esta situación de terremoto y desalojo. En evento de este tipo, donde predomina el miedo, es difícil que la gente se ponga a dar respuestas rápidas, unitarias y colectivas. Pero hemos logrado. Lo que hemos hecho fue reunirnos en una mesa de organizaciones, comunidades, la sociedad civil, para enfrentar este problema juntos. De ahí nace la propuesta, a partir de la superación del miedo. Una vez superado el miedo, hemos logrado hacer la primera marcha, ahorita hicimos una marcha masiva. Vamos hacer ahora una tercer Asamblea Cantonal en Muisne, donde invitamos a otra gente, de otros pueblos para que vengan conversar en Muisne y apoyarnos en esta lucha contra el despojo.
OH3: ¿Cuantas personas aproximadamente se reunieron en la última marcha?
LG: Aproximadamente 1.400 de 8.000 habitantes. Es mucha gente, porque nuestra población tiene miedo además. Es una cosa medio fuera de lo común, porque los afectados con miedo no se movilizan mucho. Aquí la gente reaccionó porque se siente desplazada y hoy conoce que sus derechos han sido violados y que todavía no se cumplen las promesas.
Primero nos han puesto una Resolución de la Secretaria de Riesgo de que la isla está en zona de riesgo y es inhabitable; después viene un decreto del presidente que declara la inviolabilidad de nuestro domicilio y la prohibición al libre tránsito a los afectados por el terremoto. Y luego establecen que las instituciones públicas nos pueden hacer requisiciones y autoriza a todos los ministros a ir allá así como la policía y el ejército nacional. No somos delincuentes. Somos afectados por el terremoto y sus réplicas. ¿Donde esta eso en la constitución que dice que el estado debe proteger a su pueblo?
Por otro lado, nos están privatizando el territorio desde ya hace unos años. Muisne viene disminuyendo política y territorialmente. Lo que observamos es que nos quieren hacer en el futuro una zona especial, así como lo hicieron en Galapagos. Y eso va porque han declarado ahora un área protegida e inconsulta además. No han preguntaron a nadie. Hacen esta resolución, así como muchas, desde Quito y Guayaquil y nunca nos consultan, ni siquiera nos informan sobre los estudios.
OH3: ¿De que vive y depende económicamente la mayoría de la población de Muisne?
LG: De actividades en el territorio. La gente toda su vida ha vivido de la pesca artesanal y de la recolección de conchas, cangrejos, pescado, todo lo que se da en el ecosistema marino, costero y de manglar, así como también del campo. Cerca de 3.000 familias se dedican directamente a la recolección de concha y de pescado.
OH3: Es decir que el remplazo es una ruptura con la principal forma de sustento de la gente…
LG: Y un ataque a la economía, a la soberanía alimentaria del pueblo, que tanto pregonan. Somos soberanos en lo que comemos. Por eso luchamos por nuestro territorio. Pero es difícil pelear contra el Estado.
OH3: A veces se implementan estrategias de convertir la vida imposible en los territorios provocando desplazamientos indirectos: la gente acaba saliendo por no tener luz, agua y otros servicios básicos….
LG: En Muisne la cosa es más violenta. Porque ya no teníamos nada de infraestructura. Hoy el presidente, en sus declaraciones oficiales, ordena a todas las instituciones del Estado a salir de la isla. Esto es una forma de sacarnos. Después dice que en la isla no va a construir nada. Es una violación de un derecho colectivo: de salud, educación, vivienda, de la naturaleza, de la soberanía alimentaria. Es un montón de violación. Y todas las instituciones obedecen y salen. Hay también una falta de respeto a las autoridades locales, una imposición del Estado Nacional. El presidente juega con el miedo de la gente. Y lo que no les gusta es que la gente ya no tiene miedo. Estamos perdiendo miedo y ganando fuerza en lo colectivo. Hoy esta fortaleza, de la afectación por el terremoto, nos ha permitido juntarnos.
Y si el presidente ya no nos quiere hacer nada: que déjanos entonces hacer. Ya hemos probado que somos capaces, nosotros hemos instalado plantas de agua potable en la isla, con todas las dificultades que hay. Estamos haciendo refugios, que ellos no quieren hacer y nosotros mismos con el pueblo lo montamos. Porque hay que sobrevivir a un desalojo programado, que va cortando poco a poca las cosas, prohibiendo. Por ejemplo, ya no hay más escuelas en la isla.
Lo que queremos es el derecho de vivir ahí y la protección de un Estado que es nuestro.
OH3: ¿Cuáles son los próximos pasos de la organización comunitaria de Muisne?
LG: Creo que es importante que venga gente de afuera, ayudarnos a hacer informes sobre la situación de riesgo, de hábitat, de derechos humanos. Todos los que pueden aportar son bienvenidos. Queremos decir la verdad sobre el caso de Muisne. Estamos haciendo ahora un plan de evacuación desde el pueblo, desde las alternativas que presentamos. Estamos invitando a gente de otras ciudades del país y del mundo para que vengan a conocernos, a visitarnos. Porque es un territorio, un tesoro no del Muisne sino del Planeta. Tenemos un aporte a nivel mundial. Por eso entendemos que la problemática de Muisne hay que sacarla de Muisne. Vamos a hacer todo lo posible. Denunciar lo que hay que denunciar. Estamos preparando nuevas marchas, Asambleas para darnos directrices. El camino es decir lo que nos están haciendo. La resistencia es permanente.
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